Carlos Sainz, lo mejor está por llegar

01/09/2020

Pero 'Carletes' –como le llama el bueno de Juanjo Lacalle, el hombre de confianza de su padre y el que le acompañó en sus principios en el mundo del karting– sabe que en Maranello resucitarán. Lo han hecho siempre; quizás les costará llegar a campeones, pero pelearán por ello.

Recuerdo el día que su padre, Don Carlos, bicampeón del mundo de rallies, ganador del Dakar, señaló con orgullo. "Carlos ya no es hijo de Carlos Sainz, yo soy el padre de Carlos Sainz", para certificar que 'Carletes' había dejado de ser Jr. y él pasaba a ser Sr.

Seguramente a Carlos le hubiera gustado celebrar su cumpleaños con algo más de tranquilidad, con mejores resultados en McLaren y sin tener que sufrir las incertidumbres que el estado de forma de Ferrari dibuja para 2021.

Esta temporada los problemas se ceban con él, un vía crucis si sumas los puntos esfumados. Pero en las ocasiones en las que la mecánica y las paradas en boxes le han respetado, ha dejado bien claro que es ese piloto revelación que fue el año pasado –cuando dejó claro que había superado el fino listón que separa a un buen piloto de un aspirante a campeón– y que mantiene sus cualidades intactas. Es más, adornadas con el bagaje de una experiencia superior y también con más conocimiento técnico, no en vano este invierno ha dedicado muchas horas de confinamiento a completar su formación en esta área.

Y no se arrepiente de fichar por Ferrari. La Scuderia es uno de esos equipos a los que no puedes decir 'no'. Ser piloto de Ferrari es algo que marca para toda la vida. No importa si después sigues tu trayectoria en otra escudería, siempre serás piloto de Ferrari. Es la magia que irradian los muros de Maranello.

No temo por el futuro de Carlos. Él es un auténtico superviviente. Cuando las cosas se tuercen, saca un as bajo la manga para enderezarlas… y de paso, subir un peldaño. Es como si el destino le estuviera abriendo un camino, complicado y difícil, hacia la gloria.

 

 

En su carrera deportiva ha superado muchos momentos dramáticos. Desde sus comienzos, en los que corría por ser el 'hijo de' y en los que sufría la dura sombre de su padre, un auténtico ídolo de la afición. Esto y la dura y despiadada escuela del Dr. Marko marcan carácter. Por cierto, Carlos Sainz Sr., que ha sabido dirigir la carrera de su hijo de forma inteligente y mantenerse en un discreto segundo plano, ha ayudado mucho, no en vano tuvo muchas experiencias complicadas. Es de esos hombres que no esperan a que una puerta se cierre para comenzar a abrir la siguiente.

Momentos delicados, como cuando tras ganar las World Series by Renault y estar dispuesto a dar el salto a la F1, Red Bull tenía decidido prescindir de él y apostar por Verstappen. La inesperada marcha de Sebastian Vettel del primer equipo le abrió la puerta de la F1, que por el momento parecía cerrada. Y frente al carismático Verstappen, el ojo derecho del Dr. Marko, no desentonó, como sostenían el propio Marko o Franz Tost, pese a que en muchas ocasiones fue casi ninguneado por los medios de comunicación, deslumbrados por el fulgor de Max.

Pero Sainz tuvo en un momento determinado muy claro que no le iban a subir al lado de Verstappen, que le habían vetado el ascenso al primer equipo… y que la espada de Damocles de que tres años en Toro Rosso suponen fecha de caducidad le llevó a saltar a Renault, sin esperar a acabar la temporada. Un equipo, el francés, que estaba en fase de recomposición y donde se iba a encontrar con un compañero con muchos espolones, Nico Hülkenberg. No dudo en aceptar el reto.

En Renault creció a muchos niveles, algo que posiblemente en Toro Rosso no hubiera podido hacer. Y cuando en runrún de la F1 comenzó a sonar con el eco de una llegada de Daniel Ricciardo, aprovechó el hueco que la marcha de Fernando Alonso iba a dejar en McLaren donde, además, no sin cierta incredulidad previa, asumió el rol de líder del equipo con absoluta naturalidad, con trabajo mano a mano con Lando Norris para hacer crecer al equipo naranja. No sólo eso, se convirtió también en más mediático, pero siempre con una imagen de seriedad, de trabajo y de hombre de equipo.

Esas fueron las cualidades en las que se fijo Ferrari. Mattia Binotto quería un piloto con proyección de futuro, capaz de soportar la presión que conlleva pilotar para la Scuderia, que estuviera bajo los focos pero un hombre de equipo, capaz de 'atarse los machos' y asumir su responsabilidad… de apoyar la reconstrucción de Maranello, como ha hecho en Renault y McLaren.

A sus 26 años, los que cumple hoy, Sainz es un piloto de F1 con mayúsculas, que encara la fase decisiva de su carrera deportiva. Ha superado mil pruebas en el camino, muchos momentos delicados y difíciles y, sobre todo, ha sabido ser paciente e incansable. No se ha sentando a la espera de la oportunidad: ha trabajado para ayudar a crearlas.

No, Carlos no está preocupado por el futuro de Ferrari. En el fondo ya está ocupado en ello. Todavía no trabaja en la Scuderia, aún trabaja duro en McLaren… pero va empapándose de todos los movimientos que hace el equipo rojo para estar preparado en el momento del desembarco. Éste le pìllará con los deberes hechos y con la vista puesta no ya a 2021 sino a 2022. El resto, claro, corresponde a Ferrari. Y Sainz es de los que piensa que lo mejor está por llegar, pero no esperará, sino que saldrá a buscarlo.