Creo que todos tenemos marcado el día en el que tenemos que irnos, pero ayer no era el día de Romain Grosjean. Después de ver todo lo que rodeó su accidente, queda claro que no era el día que el destino había elegido para él.
Sigo pensando que Lewis Hamilton es un tipo afortunado. No lo digo porque tenga siete títulos mundiales, sino porque el destino, la fortuna, la casualidad le han regalado una posibilidad de conseguir el séptimo de una forma gloriosa, épica. Si este año Mercedes ha ganado carreras con facilidad, en Turquía Hamilton ganó cuando lo tenía todo en contra.
Todo el mundo decía que el GP de la Emilia Romaña sería aburrido y que tendría pocos adelantamientos. La verdad es que no nos engañaban, porque es cierto que no fue la mejor carrera de la historia, pero aun así tuvo momentos vibrantes que nos animaron el domingo.
El GP de Portugal volvió a la Fórmula 24 años después y no defraudó. Pasó de todo desde el viernes, hasta el punto que incluso pudimos disfrutar de ver a Carlos Sainz en primera posición durante las primeras vueltas de la carrera. Espero que en el futuro le podamos ver liderar también las últimas vueltas.
El GP de Eifel nos ha regalado muchas alternativas, muchas emociones. También la imagen histórica de ver a Lewis Hamilton igualar las 91 victorias de Michael Schumacher, el récord absoluto de la Fórmula 1. Un hito difícil de conseguir, aunque creo que todos ya habíamos asumido que iba a caer. Sumará la victoria 92 este mismo año y es posible que en 2021 supere el centenar, si todo sigue como hasta ahora
Me he puesto un poco reflexivo después de lo que vimos ayer en el GP de Rusia. Fue un Gran Premio muy aburrido, pero creo que es un buen momento para pensar en voz alta sobre la situación en la que está la Fórmula 1 y hacia dónde va.
Si el GP de Italia ya fue tremendo, el de la Toscana lo superó en muchos sentidos. Incertidumbre, decisiones polémicas y la situación más dantesca que uno puede imaginar cuando se marchó el coche de seguridad tras el accidente entre Verstappen y Gasly en el momento de la salida.
Llevábamos mucho tiempo esperando una carrera como la que vivimos ayer en Monza. Habíamos perdido la ilusión de vivir la victoria de un piloto español en la Fórmula 1, pero Monza nos regaló una tarde única y extraña en la que pudimos tocar con las puntas de los dedos la posibilidad de ganar un Gran Premio.
Seguro que, como yo, pensáis que el GP de Bélgica que vivimos este fin de semana fue cuanto menos decepcionante. Fue una de las peores carreras que hemos visto en Spa-Francorchamps, a pesar de que cuando empieza el año yo siempre tengo ganas de ir a Bélgica porque depara carreras divertidas con batallas e incertidumbre, con lluvia y tormentas. Este año, nada de nada.
No me diréis que Lewis Hamilton no es un tipo afortunado… es muy afortunado. Alguno se preguntará, ¿cómo es posible que alguien que pincha en la última vuelta sea afortunado? Pues sí, porque para ganar una carrera con un pinchazo en la última vuelta tienen que conjugarse muchos elementos, y lo hicieron.
