En marzo del año 2000 Renault compró el equipo Benetton se dice que por un montante de 100 millones de euros. Su objetivo era regresar a la Formula 1 como algo más que suministrador de motores. Benetton había sido antes Toleman y hasta 2002 el equipo no corrió bajo el nombre de Renault, sino que lo hizo bajo el nombre de Benetton.

Como ya he contado, Renault empezó a fabricar motores en Viry-Châtillon en 1976, después de cerrar el antiguo departamento de competición de Alpine que terminó bajo el paraguas de Renault Sport, división que se ocuparía del futuro equipo de F1. Construyeron el que sería el primer motor turbo que participaría en la F1, en una época en la que lo habitual eran los motores atmosféricos de tres litros. Pese a que en un principio sólo suministraba motores al equipo de fábrica, Renault inició un programa de clientes en 1983 al convertirse en proveedor de motores del equipo Lotus. Mecachrome, una empresa de ingeniería de precisión, preparó los motores para los equipos clientes

Tras la victoria de Dijon, en Renault pensaron que con la tecnología del turbo y los neumáticos radiales Michelin podrían optar a ganar el campeonato de 1980. Sin embargo, pronto se cayeron del guindo. Lamentablemente, los Renault pilotados por Jabouille, Arnoux y Alain Prost no fueron suficientemente rápidos como para pelear por el título.

Corría el año 1975 cuando Bernard Hanon, director ejecutivo de Renault decidió crear un equipo de Fórmula 1. Dicho equipo tendría sus orígenes en Alpine y Gordini. Alpine era subsidiaria de Renault desde 1973 y ya había construido varios chasis y preparado motores para la Fórmula 2. Ese mismo año 1973, Renault-Gordini introdujo un motor V6 de dos litros para F2, el CH, que fue la base para sus futuros motores de Le Mans y F1.

Los Grandes Premios de automovilismo tienen su origen en Francia. Clavan sus raíces en aquellas carreras que comenzaron en Francia ya en 1894, con recorridos entre ciudades y fruto directo de la devoción con la que el público francés acogió el automóvil.

En clara alusión a la leyenda que supone para muchos Ferrari y que todos quieren uno, se dice que, si le pides a un niño que dibuje un coche, lo pintará de color rojo y que la mayoría prefieren para jugar cochecitos del mismo color. Debo de ser un bicho raro, porque siempre preferí el azul. Así que, llegados los años noventa, que es de cuando puedo datar el inicio de mi afición a la F1 aunque me gustan los coches desde la cuna, me enamoré de aquellos Williams motorizados con los V10 de Renault.

Lewis Hamilton ostenta muchos récords deportivos. Nadie lo puede negar, las cifras están ahí. Tampoco nadie puede negar sus orígenes humildes. Hijo de un inmigrante caribeño, con todo lo suponía serlo hace algo más de treinta años en Reino Unido. Su padre tenía varios empleos, entre ellos uno en los ferrocarriles públicos. Su familia incluso tuvo que conseguir trajes prestados para asistir a la gala de la entrega de premios Autosport tras lograr Lewis el Campeonato Británico de Karts de 1995. Pese a todo esto, las recientes declaraciones del séxtuple campeón de Fórmula 1 a la revista Men's Health en las que dice que es "el primer campeón de Fórmula 1 negro de clase trabajadora" no dejan de ser, en cierta manera, mero postureo.

Cuando buscas con qué comparar Ferrari para tratar de hacerle comprender lo que significa a un neófito, a alguien que jamás ha seguido el deporte de motor o que ni siquiera le gusta, te metes en una tarea difícil. Lo más parecido a Ferrari en este universo es una religión. Para muchos, la Scuderia del Cavallino Rampante lo es. Por esto, Ferrari ejerce una atracción alrededor suyo de tal calibre que quizá sólo puede compararse con la atracción gravitacional de un agujero negro, que como es sabido, no deja escapar ninguna partícula material. Ni siquiera la luz puede escapar de ella.

Todo buen aficionado al deporte de motor y en especial el automovilismo sabe, o debería saber, que Graham Hill es el único poseedor de la Triple Corona al haber logrado la victoria en el Gran Premio de Mónaco, las 500 millas de Indianápolis y las 24 horas de Le Mans. Pero, Hill lo hizo como piloto. ¿Y si os dijera que hay otra persona que también ha logrado esa Triple Corona?

La primera edición del París-Dakar vio varios vehículos poco preparados para pelear en las duras pistas de rally africanas. Entre ellos, varios vehículos personales. El cuentakilómetros de uno ellos había superado hacía tiempo los 100.000 kilómetros. Ésta es su historia.