Y tras la tempestad, llegó la calma, hacer maletas y pillar la puerta (para algunos)

Es lógico, rara vez las separaciones son agradables y, aunque a la larga algunas arrojen resultados favorables, la atmósfera tiende a enrarecerse desde el momento en que el tema empieza a larvarse y terminan por partir peras. 

Si bien está lo que bien acaba el mejor final a una larga cabalgada roja la ha tenido, sin lugar a dudas, Felipe Massa. Tras ocho temporadas, 140 carreras y un subcampeonato en las filas italianas, el paulista ha dejado un grato recuerdo en Maranello. Según sus críticos, tendría que haber abandonado el Red Army hacía un par de años y la clave de que haya seguido de colorao es que por un lado no encontraron opciones mejores y por otra es que le tenían verdadero aprecio. 

Ferrari se portó con Massa como la mejor de las madres cuando
en 2009 por poco no lo cuenta 

Ferrari se portó con él como la mejor de las madres cuando en 2009 por poco no lo cuenta en el accidente del amortiguador perdido por Barrichello. En el plano deportivo fue un escudero correcto guardando las espaldas de Schumacher, superó a Kimi cuando fue Campeón del Mundo durante treinta segundos en 2008, y en la 'Era Alonso' quedó muy a la sombra del asturiano. 

El detalle de verle salir a pista por última vez a bordo de un Ferrari en el pasillo que sus mecánicos le montaron en Interlagos ha sido sin duda una de las imágenes más emotivas de toda la temporada. Escena maravillosa, genial. Es evidente que deja amigos allí. 

Los ingenieros de Ferrari le hacen el pasillo a Felipe Massa en Interlagos

Otra despedida tras una larga vida como pareja es la de Mark Webber de Red Bull... pero con otros tintes. No por largamente anunciada, y con la espada de Damocles permanentemente sobre la cabeza del austral con contratos anuales, no ha sido un adiós agradable. Fueraparte del porrazo que se arreó el bueno de Marcos en su último podium, no hace falta ser un lince para apreciar que en el último giro y sin casco que el de Melbourne se dio en Interlagos llevaba los ojos aguados, y no precisamente por efecto del aire. Su gesto era serio, adusto, como el que se despide para siempre de algo que adora. Era el reflejo de una amputación. Era triste, emocionante, contagioso hasta para la más insensible de las piedras de río. 

El gesto de Webber era serio, adusto, como el que se despide para siempre de algo que adora. Era el reflejo de una amputación

Webber y Vettel se saludaron fríamente al acabar la prueba y el primero no arrojó ni una sola gota de champán Mumm sobre el que ha sido su compañero durante cinco años. 1.826 días de una teórica camaradería que han quedado muy en entredicho con la boca chica y plagada de gestos inanimosos por ambas partes. Sus mecánicos le prepararon un cartelito, un boomerang y una pelota de rugby para despedirle, pero frío, frío, frío... Parecían más gestos personales que 'institucionales'. Sin duda, una despedida pobre para el que ha sido un perro fiel. Al soldado que se marcha, sólo banderas rendidas, justo las que Webbo no ha visto. Detalles como éste hacen que el público abuchee a Vettel y no Alonso tirando gorras, señor Horner. Precisamente fue ALO el más visiblemente cariñoso con el de Melbourne. Red Bull debería tomar nota de todo esto. 

Mark Webber sin casco y saludando al público de Interlagos tras el GP de Brasil

Las otras dos separaciones que podrían haber sido mejores han sido los de la familia latina de la F1. Checo Pérez y McLaren partieron peras con suaves pero claras declaraciones por ambas partes. Desde ambos lados se apuntaban con el dedo de acusar al grito de "ha sido él". McLaren quería más implicación y un espíritu más comprometido, y el mexicano dijo que la escudería era poco menos que como una diva vieja.

Cierto es que el año de Checo no ha sido el ideal, pero en la temporada en la que los de Woking han batido todos sus récords de ineficacia tampoco se la pueden coger con papel de fumar, que no están pa eso. A modo de despedida, Kukulcan, la serpiente emplumada de los mayas, cortamangueó a los británicos tras salir decimonoveno y acabar sexto diciendo sin palabras "pos mirad lo que os perdéis". Al final, ambas partes se dieron la mano y se saludaron correctamente, pero no fue fácil. Todas las pistas apuntan a que pasará del fish-and-chips a aliñarlo todo con curry. 

Sergio Pérez terminó sexto en el GP de Brasil; partía decimonoveno

El que salió de Williams de mala manera fue Pastor Maldonado. Es evidente que su equipo no lo ha hecho bien este año con un desempeño conjitranco y percheroso, pero las puyas del venezolano dolieron y mucho en el seno de Grove, una gente que tiene un excelente cartel en el paddock. Las acusaciones de sabotaje a su monoplaza por parte de Pastor no fueron agradables para nadie, y aunque pidió disculpas por ello, mancharon la escena de manera inmerecida. ¿Podría haberlo hecho mejor el de Maracay con otro coche? Pues es obvio que sí, pero la meta de Williams siempre es obtener los mejores resultados posibles. No sólo le va su imagen en ello, sino también valiosos puntos que al final se traducen en pasta de la que no andan precisamente sobrados. Ningún equipo quiere perder ni un centímetro en pista y para acusar abiertamente de algo tan grave hay que estar muy seguro de que tienes razón. Maldo se pira, PDVSA se pira, y Williams también se pira, pero para escorarse hacia Brasil, lugar de origen de su nuevo primer espada: Felipe Massa, que es justo el prota de nuestra viruta... 

Pastor Maldonado busca asiento para la próxima temporada

¿Qué? ¿Que no es Massa sino Peter Lawford? Ah, sí, el cuñado de Kennedy. El actor británico Peter Lawford era un reconocido golfo profesional que murió en un hospital comido por dentro víctima de sus abusos con el alcohol y diversas sustancias. Cuando se divorció de la hermana de JFK entró a su casa de Los Angeles y se la encontró completamente vacía. Ella arrambló con absolutamente todo: muebles, cortinas, imanes de la nevera... todo. 
Una semana más tarde un tipo de uniforme pegó en la puerta de ella en su nuevo apartamento neoyorquino. El menda tenía abajo un camión repleto de pesadísimos barriles y le entregó un sobre. Lo abrió y dentro había una nota manuscrita donde leyó:

"Aquí tienes el agua de la piscina. Es lo único que te has dejado".