Dinero, eterno escollo de coches que consumen depósitos de billetes

A finales de la década pasada tipos del calibre de Dennis, Briatore o Mosley pusieron el grito en el cielo diciendo que con la que estaba cayendo en los mercados financieros la F1 no podía sostenerse mucho más tiempo, así que se sacaron de la manga aquello del RRA, el freno-para-gastárnosolo-todo-y-más, pero todos los que tenían más del tope impuesto, se pasaron su Pacto de Caballeros por donde Rocco Sifredi tiene su herramienta laboral. 

Llegan ahora las obras mayores del 2014 con alas nuevas, motores nuevos, radiadores nuevos, depósitos nuevos, un montón de cosas nuevas y... cartera vieja. Es tal el disparate de cambios que llegan que hasta los ricos del barrio, Red Bull, se hacen la señal de la cruz y anuncian el advenimiento de nuevos patrocinios que les ayuden a pagar la onerosa factura. 
La oleada de restricciones, 'pa abaratar esto' no sólo queda en aire puro de borrajas sino que incluso van a encarecer más todo este follón. Sin ir más lejos, el cambio más visible y costoso es el de los motores, y se habla de que los equipos pagaban hasta ahora unos 25 minolles de euros por sus propulsores, y ahora la factura raspará los 40... casi el doble, pa ahorrar. Que le pregunten a Sauber, o Caterjuán, por ejemplo, por lo contentos que están con esto. 
Mosley recetó tacañería, y Todt trajo un cambio necesario, pero barato es por los ©0_|0π€$. Por eso Bernie grazna y entona eso del "si funciona, no lo toques", y diú que todo el negocio podría haber siguido impulsado por los fiables V8 que estallaron en los boxes de Interlagos. El canoso sabe que si los equipos empiezan a lampar, la broma acabará pagándola él, porque sin equipos no habrá coches, y sin ellos no habrá negocio. Lo de la huida de los fabricantes fue un duro mazazo, y la llegada de los equipos que cierran el pelotón, un apaño a medias para completar la parrilla. El rumor de fusión de Sauber con Marussia eliminaría a un costoso actor del escenario, un gasto menos, pero sería como querer curar a un herido por impacto de bala con un bote de mercromina.

Sauber encabeza titulares cuando llega un recibo de la luz y es pagado, o que le pregunten por su nómina a Hulk. Lotus, cuarto equipo este año, con apreturas. Si no es comprobable ese rumor que apunta a que sus curritos cobran tarde, no es discutible el cabreo de Kimi que dijo abiertamente que le debían pastuqui. Williams padece desde hace años de agujeronegritis, una enfermedad por la que traga lo que le eches sin que se inmute. Sus acciones en bolsa valen hoy poco más de 17 leuros y cuando salieron al parqué rondaban los 25. Que nadie dude de que la marcha de PDVSA les va a pasar un desasosegante recibo. Caterjuán, el equipo meridianamente solvente del los novicios del curso de 2009 padece la marcha dineraria de Toni Fernandes. A pesar de su motor Renault, los marussios los han dejado atrás cuando hace un par de temporadas recibían dos y tres sonrojantes segundos de castigo espaciotemporal. Curiosamente los indios han fichado a Hulk, un piloto del que se sabe no es 'aportador'. Si el dinero no ha sido el eje de su contratación es porque no les resulta imperiosamente necesario. Habría que preguntar en el resto de los negociados, pero la conclusión es sencilla: aquello del RRA fue un amago que no ha hecho más que retrasar lo que muchos empiezan a tildar de venidera implosión con desconocidas pero funestas consecuencias. En el CERN suizo llevan años invirtiendo una burrada de dinero en eso de descubrir la antimateria, y basta con dejar a las escuderías a sus anchas para poder verlo en directo por la tele. 

¿Soluciones? Hay varias pero los ricos no las querrán asumir. 

Uno: limitar las modificaciones durante el año al igual que se ha limitado el número de motores. Hay equipos que tienen alerones delanteros nuevos para cada carrera. Enhorabuena, se lo curran, pero eso cuesta un disparate en horas de trabajo y túnel de viento. 

Dos: regular el uso de un mayor número de piezas comunes. Cuando se impuso la centralita comunitaria, el portero electrónico de los coches, algunos rezongaron y carraspearon pero el aparato, a excepción de pequeños fallos de software funciona, ha abaratado esta materia y aparentemente tira bien. El DRS, el ERS, la hidráulica, las cajas de cambios, o la célula de supervivencia podría ser comunes. Fabricar un F1 es relativamente barato; lo caro es desarrollarlo. No hace falta ser un lince para determinar que no es lo mismo desarrollar un modelo que once.

Tres: y la medida de la que no quieren ni oír hablar los grandes... el Salary Cap. Un freno madaleno al gasto desaforado 'porque tengo la pasta'. Esto es puñetero, porque habría que fiscalizar el control, probablemente significaría despidos, y si alguien tiene su dinero, justo es que se lo pula como le salga de la pera. Pero si una regulación como esta se impusiera durante un tiempo, los del pelotón de cola encontrarían algo de espacio temporal y recuperar el resuello. Sería una medida que disgustaría precisamente a los que deciden, pero si no se acomete algo similar, esto no va a cambiar. 

Sin deporte no hay negocio, sin negocio no hay deporte. El actual statu quo es admisible, pero si alguien mira a largo plazo, tendrá que traer unas nuevas reglas financieras. 

La historia de la Formula 1 está escrita sin palabras en los árboles que circundan los circuitos más señeros. Si cortas uno por la mitad verás anillos concéntricos de color verde. No serán de clorofila, sino de dinero. Los años buenos, los billetes desteñían y tiznaban de ese tono su alrededor. Dentro de unas décadas veremos si los correspondientes a esta época son de color esmeralda o del tono del que salen tiznados los mineros al final de su turno de trabajo.