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The Show Must Go On

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Àlex Garcia
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22 Jul 2015 - 19:50

El título de una famosa canción del grupo 'Queen' se ha convertido con los años en una máxima muy utilizada en el mundo del motor. Tanto en el motociclismo como sobre todo en el automovilismo hemos oído a menudo una frase que nos sirve como espuela a la vez que nos muestra la naturaleza fría y pública del mundo de las carreras. Tanto nos anima a seguir por nosotros mismos como nos recuerda que, por desgracia, las figuras públicas de los pilotos -que no ellos mismos- tienen siempre recambios.

La muerte de Jules Bianchi ha golpeado con mucha fuerza por ser la primera en la Fórmula 1 en 21 años. Muchos aficionados a la categoría reina -¡y algunos pilotos!- no habían nacido cuando los accidentes de Roland Ratzenberger y Ayrton Senna. Otros tantos eran demasiado jóvenes para acordarse. Solo aquellos más veteranos recordarían la muerte de Elio de Angelis en unos test en Paul Ricard en 1986 o la trágica temporada de 1982 con las pérdidas de Gilles Villeneuve en los entrenamientos clasificatorios del Gran Premio de Bélgica y Riccardo Paletti en el Gran Premio de Canadá.

Desde 1995 hasta 2015 -antes del caso de Bianchi- no hubo ningún accidente mortal en la Fórmula 1. Son veinte años en blanco que hay que valorar. Si miramos en la otra dirección, entre 1974 y 1994 contaríamos once pilotos fallecidos, nueve de ellos en fines de semana de grandes premios, siendo los otros dos en test. Peor aún, entre 1954 y 1974 tenemos a más de veinte. Pero en todos esos casos, la Fórmula 1 siguió la misma forma de pensar; el espectáculo debe continuar. La Fórmula 1 no puede parar.

Hay negocios que requieren que las carreras sigan en marcha. Hay contratos que respetar, una imagen que mantener y que quedaría seriamente manchada si se empezaran a cancelar eventos. Hay muchos intereses que hacen que, en realidad, nadie tenga demasiadas ganas de quedarse en casa. Exceptuando los pilotos, claro, que a pesar de todo siguen sintiendo esa camaradería entre ellos. Puede que no estemos en los años 60 o 70 pero los pilotos se conocen en muchos casos desde los 10 o 12 años y son viejos amigos. Pero la Tierra sigue girando.

La vida sigue y esta pertenece a los vivos. No podemos dejar que las tragedias nos frenen. El futuro esconde misterios pero también posibilidades de grandes momentos. Alegrías, emociones, satisfacciones. Permitir que la tristeza por aquellos que no están con nosotros nos impidiera disfrutar de todos estos momentos sería una injusticia tanto para nosotros mismos como para el recuerdo de los fallecidos. Aplicándolo al mundo de las carreras, hay que intentar sonreír por todos aquellos momentos que nos dejaron los héroes de la velocidad.

El caso de Jules Bianchi nos entristece ahora pero nos hará sonreír en un tiempo. Un relativamente tímido pero carismático francés que tomó al mundo por sorpresa con su talento y que nos dejó actuaciones brillantes en su corto tiempo en la Fórmula 1, además de grandes momentos en la GP2 y la Fórmula Renault 3.5. Además, su muerte no debe ser en vano. La seguridad debe seguir mejorando. Hay que acordarse de aquello de 'Motorsport is dangerous', por supuesto. Las carreras nunca podrán ser completamente seguras. Pero siempre hay algo que se puede hacer.

Tras los accidentes del Gran Premio de San Marino de 1994, la Fórmula 1 entró en una revolución técnica que mejoró tanto la seguridad activa como la pasiva. Esta ha llegado a unas cotas inimaginables hace tan solo dos décadas. Los coches de Fórmula 1 están entre los más seguros del mundo a día de hoy. Pero seguramente aún se puedan mejorar los procedimientos durante un fin de semana de gran premio. Las nuevas normativas de aplicación de coche de seguridad y la introducción del coche de seguridad virtual son primeros pasos en esta dirección.

El espectáculo continúa y lo hace con una mayor seguridad para los pilotos que compiten hoy en día y para aquellos que lo harán en un futuro. Aquellos que llegarán a la categoría reina inspirados por Bianchi entre otros y que disfrutarán de una seguridad más elevada que reducirá drásticamente las posibilidades de hacerse daño. El espectáculo continúa y este fin de semana el Gran Premio de Hungría tendrá lugar bajo la alargada sombra de lo sucedido la semana pasada, aunque fuera un desenlace esperable.

Pero puede haber emoción. Puede que la carrera sea entretenida y muchísimos aficionados disfrutarán de ella. Por eso el espectáculo debe continuar. Así de frío pero también así de cálido es el mundo del automovilismo. Así es la Fórmula 1. Así lo querrían los pilotos que ya no están con nosotros. Pilotar era su forma de vida y nunca querrían que una carrera dejara de disputarse por ellos -¡a menos que eso les diera un título, claro, que por algo son pilotos!-. Jules Bianchi estará en el recuerdo de todos los competidores e integrantes de los equipos, como debe ser.

Pero no debe ser algo que les pese, que les frene o que les impida seguir. Bianchi debe servir como fuerza de inspiración. El francés buscaba la perfección. "Tu inglés es bueno", le decían. "Sí, pero no es perfecto", respondía. Ese era su objetivo en la vida, ser lo mejor que pudiera ser. Independientemente del resultado. Cuando uno da lo mejor de sí mismo y se esfuerza al máximo, el resultado pasa a ser mucho menos importante porque uno sabe que lo ha dado todo, que ese era su límite.

Max Chilton obtuvo su primera pole y victoria en la Indy Lights el pasado fin de semana, Manor sigue en la parrilla de Fórmula 1 gracias a los puntos obtenidos por Jules Bianchi en Mónaco el año pasado, los jóvenes de la Ferrari Driver Academy pilotarán con los consejos recibidos por el francés. La herencia de Bianchi seguirá viva en el mundo de las carreras y eso es algo que hay que celebrar, por lo que hay que dar las gracias. Puede que el hombre ya no esté entre nosotros. Pero como dice Jackie Stewart, los pilotos nunca mueren del todo pues sus espíritus son demasiado fuertes.

Por eso y con una doloroso capítulo de la Fórmula 1 detrás de nosotros hay que pasar página. Nos acordaremos una vez más este fin de semana, donde Bianchi recibirá un sentido y merecido homenaje. Pero después del parón veraniego, os quiero ver a todos listos para seguir adelante. Bonitas y emocionantes carreras nos esperan en el futuro. Las disfrutaremos y seguiremos amando este deporte con tanta pasión como siempre. Hoy somos más fuertes y seguiremos en nuestra búsqueda de nuestra propia perfección. Tal y como hubiera hecho Bianchi. Ciao Jules, nos vemos.

2 comentarios
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23 Jul 2015 - 16:08
La formula 1 es un deporte de riesgo, y los pilotos lo saben y aceptan. Y para que esos riesgos se reduzcan a su menor expresión posible (imposible eliminarlos) es que la reglamentación de la FIA. ¿Acaso no es un aumento de riesgo para un piloto el ingreso de una grúa a una zona de seguridad (escape)? Uno me dirá "por eso es que había doble bandera amarilla" Y yo responderé "pero eso no impedía que los coches siguieran rodando y sufrieran aquaplaning en cualquier punto, especialmente en una curva en cuyo "escape" trabajaba una grúa". ¿Era evitable el riesgo generado en ese momento y en esas condiciones de pista? Los pilotos cuentan con y confian en que los riesgos son limitados y no generados por la FIA.
22 Jul 2015 - 20:17
Excelente artículo. La estela de Bianchi siempre permanecerá visible en la F1. Referente en la FDA, una leyenda en la corta historia de Manor-Marussia, y sobretodo su dramática pérdida ayudará a mejorar aún más la seguridad de los pilotos, tal cual comenzó la FIA a hacerlo con el coche de seguridad virtual. Deseo que con las nuevas medidas que se tomen, pase mucho, mucho tiempo sin que la F1 se vuelva a vestir de luto. Gracias por todo Jules. Ciao #JB17
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12 Abr 2024 - 17:25