Almacén F1

Rosberg vence al estratega Hamilton

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José Miguel Vinuesa
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29 Nov 2016 - 20:45

Nadie podía tocar a Lewis Hamilton este fin de semana. Es más, Lewis necesitaba ser intocable. Así que desde la primera sesión de entrenamientos libres, trabajó con todo detalle los reglajes de su Mercedes W07 número 44. Y en cada sesión, mostró su dominio, su control de la situación. No era la primera vez que se jugaba el título en la última carrera, así que sabía perfectamente qué hacer y qué no

En la última sesión de la clasificación, en el último intento, parecía que Nico Rosberg podría lograr una pole que ya parecía asignada a Lewis. Estaba bajando los tiempos, como en Brasil, pero al cruzar la línea de meta, la cruda realidad: Lewis tenía la primera posición, con tres décimas de ventaja. Intocable.

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Pero, ¿realmente Nico Rosberg necesitaba la pole?. Sí, y no. Sí, porque por detrás se colocó en tercera posición un incómodo Daniel Ricciardo, con una estrategia inicial de neumáticos ultrablandos que podría inquietarle en la salida. Y no, porque sólo tenía que marcar al hombre, seguirle las espaldas. Con eso bastaba, pero no era nada sencillo.

Así que el sábado por la noche, Nico Rosberg durmió apenas dos horas. Los nervios, la tensión, el peso de un año duro. De tres años durísimos al lado de uno de los mayores talentos de la época. De un piloto, Lewis, que es un destructor nato. La dura carga de saber que, en realidad, sólo podía perder el título, que era suyo. La situación no era como en 2014, cuando era él el que debía atacar para conseguirlo, y no pudo, mitad por él mismo, mitad por los problemas que padeció en aquella carrera que hizo evaporarse su sueño. Aquél día, quizás pensaba que nunca volvería a tener una opción para ser campeón del mundo. Pero ahí estaba, en la madrugada del sábado al domingo, con el liderato en su haber, con el campeonato totalmente en sus manos.

El domingo sólo podía observarse el típico lenguaje corporal de dos contendientes al galardón más importante del automovilismo. Seriedad. Concentración. La mirada perdida, la voz abstraída en las entrevistas previas. Ambos con auriculares en el camión que les lucía ante el público, con un Hamilton que fue más allá y se tumbó justo detrás de la cabina. Sólo, más sólo que nunca. Concentrándose. Podría lograr el cuarto mundial, podría entrar en números de auténticas leyendas. Y hacerlo con la remontada final, sería apoteósico. Pero no dependía de él, tenía que ocurrir algo especial. ¿Tenía que ocurrir?. No dejes nada al azar, hazlo tú mismo.

Camino de la parrilla, en los coches, observaba por el retrovisor a su rival, que le seguía de cerca, marcando ya de inicio sus intenciones: “sí, Lewis, estoy aquí, así de cerca”. ¿Fallaría alguno de los Mercedes?. No, esta vez no. Pero Nico, más que mirar hacia adelante, miraba hacia detrás, a ese correoso australiano que le podía complicar la vida. Al apagarse las luces, soltó el embrague. Los dos coches plateados salieron perfectamente, pero ese azul mate se había quedado rezagado, y estaba siendo atacado por la pareja con la librea “rosso corsa”. Respiro para Rosberg.

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El que se complicaba era Max Verstappen, que tocaba a Hulkenberg y trompeaba la pasar la primera curva. Como en Interlagos, salvó el choque con el muro, pero no la montaña a escalar. Para el espectador, estupendo, era espectáculo garantizado. Max opinaba seguramente lo contrario.

Y entonces, con Hamilton primero y Rosberg segundo, se podía predecir la clásica cabalgada de los Mercedes. Bien, Lewis podría escaparse, pero a Nico le bastaba con ese segundo puesto, le bastaba de largo. Pero no se escapaban. El grupo de cabeza estaba muy compacto. Ahí surgió el Lewis Hamilton estratega: estaba ralentizando al grupo descaradamente. ¿Juego sucio?. ¿Dónde?. En absoluto era una jugada rastrera. Si Nico era capaz de adelantarlo, que lo hiciese. Pero o no podía, o no quería, o quizás en su mente estaba la remota posibilidad de algún toque, algún golpe. Lewis no haría eso, pero en una situación desesperada como en la que estaba Hamilton, ¿quién sabe?.

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No, Hamilton jugaba con todos, con una maestría absoluta. Poniendo a Nico en riesgo de ser adelantado en las paradas en boxes, que empezaron en la vuelta 7. Primero Hamilton, que no pudo salir enseguida por la llegada de Räikkönen. En la vuelta 8, Rosberg, con la misma situación por la llegada de Vettel. Pero Hamilton logró algo imprevisto: a su compañero no le adelantó Kimi, o Daniel, o Vettel. Lo hizo Max Verstappen, que se empeñó en hacer la carrera a una parada. Lewis era primero, Nico tercero. Sí, cierto, aún era campeón, pero la situación se complicaba. Porque, efectivamente, Lewis se descaró por si había alguna duda, y empezó a destacarse de ellos dos, a un ritmo alto. Pronto, la distancia era la típica durante el año. Nico estaba atrapado, y podrían llegar problemas.

Y si alguien ha dudado alguna vez que Rosberg quería y merecía este campeonato, la prueba llegó en la vuelta veinte. Pudo ser absolutamente conservador y quedarse tras Max, asustado, esperando acontecimientos. Pero no lo hizo, cogió las riendas de su destino, y al final de la primera recta se lanzó al interior de Max. De Max Verstappen. El tipo más duro de la parrilla en el cuerpo a cuerpo, el que no mira nombres ni títulos para atacar o defenderse. Desde muy lejos, el Mercedes se hizo grande en los espejos del Red Bull, que se había cerrado con firmeza pero respeto. Nico tenía el interior, pero Max (típico Max) aguantó el exterior. Centímetros entre ellos. Un toque, y las consecuencias podrían ser terribles. Pero Rosberg necesitaba salir de ese tapón. Verstappen aún salió delante después de la chicane, pero el piloto de Mercedes había sido valiente e inteligente. Traccionó mejor a la salida, y en la segunda recta adelantó al holandés, pero sabía que no se iba a rendir. Con los ojos fijos en los retrovisores, el alemán sólo podía fiarse del buen juicio de Max, de su habilidad para controlar el coche y no golpearle. Porque el Red Bull estaba en su zaga, absolutamente pegado. Un rápido movimiento casi en la frenada hacia la derecha. No. Esta vez no. Esta vez Rosberg tenía un mundial que ganar.

Y con esa maniobra, con esa valentía en el día más importante de su carrera, Nico Rosberg demostró que quería, merecía y tenía que ganar este campeonato. Y se fue a por Lewis, y llegó. Claro. Llegó casi demasiado fácil. Otra vez el muro de plata. Que se hizo más infranqueable después de la segunda parada.

Hamilton jugó con Rosberg. En las últimas vueltas, le mantenía a la distancia adecuada en el primer sector para que no tuviera el DRS a su favor, pero al llegar a la zona revirada, ralentizaba, retenía a su compañero a la espera de que llegaran los demás. En losboxes no había funcionado. Quizás en pista lo lograsen. Y ahí entró en juego el Ferrari de Sebastian Vettel más que nadie. Con su última parada, con neumáticos superblandos, empezó a remontar desde la sexta posición tras los boxes: Kimi, Ricciardo, y entonces, Max Verstappen. Lewis seguía jugando, pero por extraño que parezca, el Red Bull no podía atacar a Rosberg. ¿O no quería?. Sí, claro que quería. Pero el Mercedes era quizás demasiado en las rectas. Sin embargo, con la ventaja de los neumáticos, el Ferrari era el gran aliado de Hamilton. Adelantó a Verstappen en la vuelta 50, y comenzó a presionar a Rosberg. Hamilton corría sólo en el primer sector, lo suficiente para alejarse de Nico. Vettel y Verstappen estaban muy cerca. Si atacaban al Mercedes número 6, si le pasaban, Hamilton se escaparía. Porque Vettel nunca iba a ganar, no con Hamilton delante jugándose un Mundial. Pero podían colaborar con él.

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Mientras tanto, Rosberg pudo perder los papeles. Pudo gritar en la radio. Pudo quejarse gesticulando. Pudo no hacer nada de eso, pero sí perder la concentración, cometer un error, y verse superado. Era fácil, muy fácil. Había que demostrar dominio mental, autocontrol, paciencia. Vigilando al Red Bull, luego al rapidísimo Ferrari. Sacando la ventaja que pudiera en las rectas, porque en las curvas ya se encargaría Hamilton de que le atraparan. Desquiciante. En una carrera sin más, lo sería. En una en la que te juegas el título, debía ser agotador: Lewis jugando, Nico intentando acercarse, Vettel atacando, Nico defendiéndose. Una presa en manos de dos campeones.

Pero Nico Rosberg demostró que ya no era presa de juegos psicológicos, ni de flaquezas en carrera. Porque Vettel atacó, y tuvo que defenderse. Y resistió. Ante uno de los mayores juegos mentales vistos en una carrera tan decisiva, el alemán no flaqueó ni un momento. ¿Conservador?. Nico Rosberg no tenía nada que ganar, pero todo que perder. No iba a ser el nuevo Stirling Moss, no iba a ser el eterno aspirante, de ninguna manera quería ser el piloto con mejor palmarés sin un título.

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Y cruzó la meta. Y toda la presión se convirtió en liberación. El objetivo cumplido. ¿Qué importa si no vuelve a ser campeón jamás?. Ya lo es. Ya es uno de los pocos pilotos que han sido campeones del mundo (el trigésimo tercero, para ser exactos). Nadie le puede quitar eso jamás. Ni su gran dignidad como campeón, sin una queja posterior hacia la estrategia de Lewis. Porque, como ya hemos dicho aquí muchas veces, a Rosberg lo que haga Hamilton ya no le afecta como antes, y ese ha sido su gran punto fuerte este año. Su gran victoria. Con su estilo elegante, su educación impecable, quizás sin ese instinto asesino y ese egoísmo que siempre se asocia a los campeones, pero a su manera, siendo fiel a lo que él es.         

Su mirada vidriosa mirando a su esposa lo decía todo. Sí, Nico. Los libros de historia ya inscriben con letras doradas tu nombre en sus líneas, junto a nombres legendarios como el de tu padre:

Erik Nico Rosberg, campeón del mundo de Formula Uno 2016.

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2 comentarios
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01 Dic 2016 - 19:57
Vamos a ser claros , Rosberg ha ganado porque a Lewis le explotaron el motor a distancia en Malasia , y dejemonos de polladas , nico no le ha ganado nunca a Lewis de tu a tu y nunca le ganara y ademas lo sabe
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PITXITO10
29 Nov 2016 - 22:06
.....creo que te falta lo fundamental, Vinuesa : ROSBERG Fue Rosberg, el que CONTROLÓ perfectamente la situación y fue ÉL, el que jugo con enorme temple sus bazas : 1- Mantuvo a Vettel a raya sin apuros. 2- NO ARRIESGÓ con un adelantamiento a Hamilton. Que no tengo la menor duda le estaba esperando al alemán y se la iba a jugar a Niko. No tenía nada que perder , excepto al EQUIPO............Pero eso poco le importa al inglés........ Rosberg se ha ganado los galones. ....y sobre todo ha ganado CONFIANZA como piloto . Falta le hacía . Veremos .
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