Una oveja causa retenciones en Sevilla

La oveja caminaba desorientada, pero con calma, entre los carriles, mientras los conductores trataban de esquivarla. Por suerte, no hubo que lamentar accidentes ni daños físicos para el animal ni las personas. El 112 recibió varias llamadas, y finalmente la situación se resolvió sin grandes complicaciones, salvo por las retenciones.

La responsabilidad por los daños que pueda causar un animal domesticado es del propietario, a tenor de lo establecido en el art. 1905 del Código Civil:

‘El poseedor de un animal o el que se sirve de él, es responsable de los perjuicios que causare, aunque se le escape o extravíe. Sólo cesará esa responsabilidad en el caso de que el daño proviniera de fuerza mayor o culpa del que lo hubiera sufrido.’

Dicha responsabilidad alcanza a los daños materiales, pero puede llegar a ser incluso penal en el caso de que haya lesiones graves o fallecidos, como ocurrió no hace mucho en la A-4 a la altura de Córdoba, donde en un accidente fallecieron dos personas y resultó herida una tercera, por lo que el dueño de la oveja quedó en libertad, pero con cargos.

Cuestión distinta es si el animal pertenece a especies cinegéticas, donde la Disposición adicional novena. Responsabilidad en accidentes de tráfico por atropellos de especies cinegéticas, recogida en la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, determina que:

“En accidentes de tráfico ocasionados por atropello de especies cinegéticas en las vías públicas será responsable de los daños a personas o bienes el conductor del vehículo, sin que pueda reclamarse por el valor de los animales que irrumpan en aquéllas.

No obstante, será responsable de los daños a personas o bienes el titular del aprovechamiento cinegético o, en su defecto, el propietario del terreno, cuando el accidente de tráfico sea consecuencia directa de una acción de caza colectiva de una especie de caza mayor llevada a cabo el mismo día o que haya concluido doce horas antes de aquél.

También podrá ser responsable el titular de la vía pública en la que se produzca el accidente como consecuencia de no haber reparado la valla de cerramiento en plazo, en su caso, o por no disponer de la señalización específica de animales sueltos en tramos con alta accidentalidad por colisión de vehículos con los mismos.”

Es decir, o el conductor, o el dueño del coto de caza, o incluso el titular de la vía pública por un mal cuidado o señalización.

Pero ante todo, si advertimos la presencia de un animal en la vía pública, hay que mantener la calma, no realizar maniobras bruscas, y buscar un modo de esquivarlo que sea seguro. Es difícil por la sorpresa, pero no hay otro remedio. Al menos la oveja de Sevilla era tranquila y no hubo que lamentar nada más que el tiempo perdido en una cola.