La colección de coches y monoplazas de Zak Brown

Los coches del Gran Circo presentan un grado notable de protagonismo en el garaje del californiano. Williams tiene una destacada importancia en este museo particular con el FW07 de 1980 de Alan Jones, el FW11B de 1987 que pilotaba Nigel Mansell o el FW18 de 1996 de Damon Hill y Jacques Villeneuve. Todos estos monoplazas fueron campeones del mundo de la categoría reina.

El March de F1 de 1970, dirigido por Bernie Esclestone en su día, es la pieza más curiosa que muestra la colección. Ferrari, cómo no, aparece en todas las quinielas de este tipo y el Ferrari 036 3.5 V12 del británico Mansell cumple las expectativas. Asimismo, la figura de Ayrton Senna aparece con el Lotus de 1986, con el que el brasileño cosechó dos victorias y un cuarto puesto en la general. El McLaren, el MP4-16 de 2001, de Mika Hakkinen o el Mercedesde 2013 de Lewis Hamilton son las perlas automovilísticas de Brown del siglo XXI.

Como es lógico, el de Los Ángeles atesora también bólidos de otras categorías. Aprecia los prototipos diseñados del DTM y, como buen americano, ama la IndyCar, por lo que en su colección personal no podían faltar monoplazas de la categoría estadounidense. Brown posee uno de los bólidos de Mario Andretti, toda una leyenda del automovilismo mundial. Además, las 24 Horas de Le Mans, o karts como el de Ayrton Senna, quedan representados en la recopilación.

Sus coches de calle no se quedan atrás en el repertorio. Enamorado, además, de los clásicos, el coleccionismo del protagonista llega a los puntos más álgidos si destacamos su vetusto Austin Healy de 1956, el Mercedes-Benz 190 SL Roadster de 1960 o el Chevrolet Corvette C2 de 1963. Entrados ya en los 80 y 90, despunta el Lamborghini Countach de 1982, el Ferrari F40 de 1991 o el Bugatti B110 de 1994.

Sus últimas compras no se quedan atrás. Un Lamborghini Aventador de 2015, un McLaren 675 LT de 2016 y, encandilado por los modelos Ford GT, ya ha obtenido el nuevo vehículo americano de 2017. Sin duda, los diferentes prototipos dan una visión automovilística amplia, de la que muy pocos coleccionistas pueden presumir y disfrutar de primera mano.