Kia Symphony: la armonía del futuro

Se trata de un diseño de Rodrigo Diago de Rozas y no proviene de la marca, por lo tanto, pero la introduce de lleno en el mundo de los hipercars de alto rendimiento, en el que estas imágenes sumergen al modelo en igualdad de condiciones con algunos rivales de mayor escalafón en el mercado.

Es innegable que es diferente a todo lo que hemos visto de Kia, y en ciertos puntos toma como referencia uno de los modelos claves hoy en día en este segmento, como el Mercedes Project One, si miramos el lateral, pero aparte de eso, el diseño es muy original y rompedor con lo conocido en la marca. Quizás eso nos lo presenta como más irreal, pero es por la idea de la marca, no porque estas líneas estén fuera de lo realizable.

Con un neto enfoque aerodinámico, el frontal destaca por su rotundidad, otorgando un aspecto muy ancho al coche, y líneas y nervaduras muy definidas y angulosas, con unos faros de led mínimos. Su aspecto se asemeja a un prototipo de resistencia, y eso nos hace plantearnos si se trata de un monoplaza. Lo que es seguro es que el acceso se realiza mediante puertas de apertura en alas de gaviota.

El lateral, como anticipábamos, es limpio, con un direccionador de flujo tras las ruedas delanteras y una toma de aire para el motor mínima. Eso nos indica un motor trasero, como era de esperar, aunque no sabemos qué tipo de propulsión equiparía este superdeportivo. Formas redondeadas y una distancia entre ejes amplia, con poco voladizo tanto delantero como trasero.

Y en la trasera, destaca un enorme difusor, que ocupa la mitad del espacio, así como unas luces led que cruzan el espacio y añaden un toque decorativo con su forma en U que se encierra en sí misma. Se advierten salidas de aire justo bajo ellas, seguramente evacuando el aire del motor, ambas separadas por un grueso pilar central.

Es armonía lo que trasluce este diseño, rotundidad y un punto de elegancia sobria en el impresionante diseño que alberga. Y es eso lo que lo hace real, viable, creible. No hay nada en este coche que no hayas visto ya, pero todo es innovador y sorprendente. Como una buena sinfonía clásica.

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