¿Cómo funciona el turbo de un coche?

Un turbocompresor es un sistema de sobrealimentación de un motor de explosión que consiste en una turbina accionada por los gases de escape del motor -etiquetas 2 y 3 en el gráfico- en cuyo eje se fija un rotor -etiqueta 4- que toma aire a presión ambiental a través del filtro -etiqueta 9- y lo comprime para introducirlo en los cilindros a mayor presión.

Este aumento de la presión consigue introducir en el cilindro una mayor cantidad de oxigeno que la que obtendría con un motor atmosférico, con lo que se obtiene más par motor en cada explosión y por lo tanto mayor potencia que en un motor sin turbo de cilindrada similar.

En el gráfico, el aire entra al turbo a temperatura y presión ambiental, pero fruto de la compresión que experimenta, la temperatura aumenta considerablemente. Esto resta efectividad al turbo, ya que el aire caliente es menos denso, por lo que genera menos potencia. Los vehículos modernos con turbo cuentan con un intercooler que mitigua este efecto –no presente en el gráfico-, y su misión es reducir la temperatura del aire comprimido –y calentado- por el turbo antes de que éste entre en la cámara de combustión y optimizar así su rendimiento.

Con el paso del tiempo la industria automotriz ha desarrollado distinto sistemas de sobrealimentación y turbocompresores. En la actualidad, todos los motores turbo cuentan con una válvula de descarga, que libera la presión del turbo cuando no es necesario suministrar sobrealimentación al motor. Existen turbos de geometría variable, turbos dobles –llamados twinturbo si son del mismo tamaño-, y motores biturbo con dos compresores de diferente tamaño. Algunas marcas trabajan incluso en el desarrollo de motores con sistemas de tres y cuatro turbos, pero todo ello son aspectos a tratar en otro artículo.