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La increíble historia de Steve

Steve Tarrant perdió una pierna al ser alcanzado por un Lotus en Goodwood 2000
Tras tres décadas como comisario, Le Mans será su última prueba internacional
En esta entrevista, nos cuenta su historia de superación y determinación
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16 Jun 2017 - 07:35
Hace siete días, Steve Tarrant (1960) puso el despertador bien temprano y se echó a la carretera con su motorhome. Les esperaban unos 500 kilómetros de recorrido desde el británico pueblo de Dorchester hasta la tranquila ciudad francesa de Le Mans. Ahí se reunió con otros 1.849 comisarios que, como él, trabajarán mucho y dormirán poco para hacer posible cierta carrera de resistencia de 24 horas. Pero él es distinto a todos, es único en su clase. Hay pocos oficiales minusválidos, pero sólo uno viaja a carreras internacionales: él.

Su vida cambió radicalmente el 24 de junio del año 2000. Era la primera vez que asistía al Festival de Velocidad de Goodwood. Le destinaron a un puesto próximo a la línea de meta, tenía la bandera cuadriculada en la mano. Poco podía esperarse aquel día que un Lotus 63 de 1969 se desestabilizaría y se estrellaría contra su posición. En la colisión, murieron el piloto y otro comisario ahí presente, Andy Carpenter. Steve sufrió graves lesiones que le costaron la pierna derecha.

"No recuerdo mucho de aquel fin de semana", nos cuenta. "La mente es muy inteligente y puede ocultar aquello que no quiere que recuerdes. He visto los vídeos y las fotografías, he hablado con las personas que estuvieron ahí. Sé qué pasó, pero no tengo ningún recuerdo. Cuando dormía por la noche, sí que de forma subconsciente mi cabeza procesaba muchas cosas. Recuerdo que después de aquello solía sudar mucho al dormir, porque mi cerebro aún estaba filtrando lo que pasó en el accidente. En mis sueños, aún tengo dos piernas y puedo andar".

Lejos de rendirse, siguió adelante. Pasó seis meses ingresado en el hospital y fue paciente habitual de clínicas médicas durante los años siguientes. En cuanto su estado físico se lo permitió, regresó a los circuitos. Desde entonces ha hecho dos Grandes Premios de Fórmula 1 y quince 24 horas de Le Mans, que no es poco. 

"En Inglaterra tenemos un dicho: si te caes del caballo, lo primero que debes hacer es volver a subirte. Después de mi accidente, yo intenté volver a ser un comisario tal y como lo había sido hasta entonces. Tenía que saber si aún tenía la habilidad y el deseo de regresar, porque mucha gente se rendiría después de algo tan serio. Un día, me dejaron estar cerca de la pista para probar mis nervios y ver si tenía miedo o no. No lo tuve, quedé encantado. A partir de ahí, fue cuestión de trabajar con la gente y que la gente quisiera trabajar conmigo. Hubo escépticos que me decían que no podría porque iba en silla de ruedas, pero otros amigos me ayudaron. Encontré amigos que sabían de qué era capaz y me dieron oportunidades".

"Al principio me dieron papeles muy simples en mi circuito local, en Thruxton. Operaba la sirena para avisar a los mecánicos cuando un coche entraba al Pit-Lane. Eran trabajos simples, muy seguros, pero que al menos me permitían participar. Lo que alimentó mi deseo fue Le Mans. En 2001, empecé una web a modo de diario para mí mismo. Quería plasmar aquello por lo que estaba pasando en mi recuperación, registrar las fases que superaba, porque así si alguien estaba en una situación similar podría leerlo, reconocerse en ello y encontrar ayuda, ver que no eran los únicos en esa situación. Eso te lo enseñan los psicólogos, a ver lo bueno en lo malo. Una de las personas que lo leyó era el responsable del puesto de Andy Carpenter, la persona que murió a mi lado en Goodwood. Me escribió tras saber de mí y del accidente, y me dijo que si alguna vez quería ir a Le Mans, que fuera a su puesto. Le Mans era una oportunidad demasiado atractiva como para dejarla pasar, así que en 2003 hice mi primera visita y desde entonces he ido cada año. El puesto estaba en el exterior de Arnage".

 

 

Al igual que en otros tantos casos, el amor de Tarrant por las carreras se remonta a su infancia. Creció en un ambiente propicio a este deporte. Su primer ídolo fue James Hunt, "el héroe británico del momento", y luego fue un aficionado de la Lotus de Ronnie Peterson y Mario Andretti. "No me di cuenta de que al cabo de unos años yo iba a formar parte de su historia", bromea risueño al respecto.

"Mi padre compraba las revistas, yo miraba las fotografías, leía las historias y mi imaginación echaba a volar", relata. "No vi mi primera carrera en directo hasta que fui un adolescente. En 1980 fui a mi primer GP de Gran Bretaña, mi primera carrera internacional, y dije ‘oh, esto me gusta’. Mi primera vez en Le Mans fue 1983, pero mi atracción por esa carrera se remonta a los días de la escuela. Con siete años, leí un libro sobre los Bentley y la edición de 1929. Esa historia se quedó grabada en mi memoria, ¡así que tenía que ir a verlo en persona! 1983 fue mi primer año. Lo disfruté tanto que repetí en 1984 y 1985".

En 1990, Steve toma una decisión. "Tenía 30 años. Me acababa de casar y nos habíamos comprado nuestra primera casa. No teníamos mucho dinero. Un circuito puso un anuncio en el periódico diciendo que querían a alguien para trabajar en su párking, era una forma de ganar un poco de dinero y ver carreras. La gente que dirigía aquello se dio cuenta de que yo era un apasionado del motor, de la normativa y de todas esas cosas. Tenían un circuito de karts, así que ahí es donde empecé a hacer de oficial".

"Ser comisario me ha aportado experiencia, un sentimiento de pertenencia. Me ha desarrollado como persona, ha desarrollado mis habilidades con otra gente. La comunidad del motor es una familia. Ya seamos unos cuantos en un puesto de control o estemos todos en una reunión, todos nos apoyamos. Todos pasamos por días buenos y días malos, pero siempre habrá alguien para ayudarte si lo necesitas. La comunidad me apoyó cuando mi accidente, me enviaron muchos mensajes. Cuando regresé, me echaron una mano en todo lo que pudieron. La familia no es sólo la gente de tu circuito, son los comisarios de todo el mundo".

 

 

Tarrant confía que su historia inspire a más personas a superar obstáculos y participar en aquello que les apasiona. "Cuando viajé a América e hice la Petit Le Mans, varias personas minusválidas se sorprendían al verme y me preguntaban cómo podían involucrarse en el mundillo. Descubrían que quizá ellos también podrían. Espero que más personas vengan, que vean que la puerta no está cerrada y que si tienen la pasión y existe una oportunidad, la pueden aprovechar". Con esta actitud, no es de extrañar que guarde una relación cordial con Alex Zanardi. "Le he visto cinco veces. Siempre es un privilegio y un placer. Su accidente fue unos 12 meses después del mío. Después de aquello, le escribí varios correos electrónicos a él y a su mujer para explicarles las fases por las que pasarían, esas cosas. Nunca los respondió, pero tres o cuatro años hicimos una entrevista conjunta y ahí se acordaba de que le había escrito, me dijo que aquellos mensajes le habían ayudado en su momento".

Kyalami o Road Atlanta son algunos de los trazados donde ha ejercido, "porque cuantos más circuitos hagas más experiencia ganarás". "Spa-Francorchamps es uno de esos circuitos de los que había leído desde los años sesenta. Sabía que algún día tendría que ir… y este año lo he podido hacer con las 6 horas del WEC. Fue mi primera vez en Bélgica y en Spa, ¡el lote completo! Por suerte sólo llovió una noche e hizo sol el resto de la semana". No ha estado en pistas españolas, pero sí que ha trabajado con personas de este país. "El puesto en el que trabajaba –en Le Mans-, el 106, siempre era conocido como el puesto internacional porque teníamos a gente de ocho o nueve nacionalidades distintas. Hace unos cinco años, recibimos a los primeros comisarios españoles. Estaban Julio, José… Ahora forman parte de ese equipo".

"Le Mans y el ACO son la cumbre de mi carrera. Es una cosa voluntaria, no hay un retorno económico. Es algo que muchos no entienden. Me preguntan que por qué voy a ese circuito si no me van a pagar, pero es una pasión, un deseo. Los que no me conocen me lo preguntan, pero al poco de empezar a responder ya tienen que intentar que calle. Es algo que está dentro de mí y que me hace ser la persona que soy. En 2015 me condecoraron como Voluntario del Año. La FIA patrocinaba el premio, me lo entregó Jean Todt en persona. Saben quién soy, me han visto trabajar en la pista. En Spa, Todt y Pierre Fillon vinieron a estrecharme la mano. Estaban contentos de ver que aún estoy involucrado. En Le Mans, cuando están en la parrilla de salida, suelen acercárseme para desearme una buena carrera".

Ahora, Steve ha cruzado el Canal de la Mancha por última vez. Se retirará esta temporada y la de La Sarthe será su última prueba internacional. 

"Tengo que aceptar que he usado mi cuerpo más de lo que debería. Ahora mi cuerpo se queja. Son algunas lesiones del accidente. Esta temporada he decidido hacer el ‘Final Tour’. Le Mans será mi última carrera internacional. Siempre es especial, pero esta vez lo será aún más. He preparado un parche especial que llevaré en mi mono, reza ‘Gracias ACO y amigos’. Son como de mi familia. Me dieron la oportunidad de probarme a mí mismo de una forma que nadie más hizo. Espero haberles devuelto su confianza con el nivel al que he trabajado".

"Echaré de menos estar al otro lado de la pista, porque esto ha formado parte de mi vida todos estos años. Es algo que haces semana sí, semana no. Pero tengo que aceptar que las cosas cambian con la edad. Mi cuerpo se queja un poquito, así que quizá tengo que dar un paso atrás y afrontarlo de una forma más relajada. Quizá haré cosas de administración, de prensa o algo parecido, algo con lo que pueda estar involucrado en el deporte pero de una forma menos física".

"Este fin de semana seré comisario de Pit-Lane y de Paddock en Le Mans. Supervisaré la seguridad para asegurarme que no se queda combustible en los garajes, que las salidas de seguridad que hay detrás de los boxes están despejadas en caso de incendio. He trabajado el miércoles de 16:00 a 24:00 horas, el jueves con los entrenamientos… El viernes es día de descanso, pero el sábado empieza la carrera. Haces cuatro horas sí, cuatro horas no, cuatro sí, cuatro no… Hasta que caiga la bandera a las 15:00 horas del domingo y todos brindemos con una copa de champán".

 

 

6 comentarios
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18 Jun 2017 - 20:51
¡ Que historia tan bonita ! .
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17 Jun 2017 - 19:01
Una vergüenza que con los millones de $$ que maneja el automovilismo, los comisarios tengan que ser voluntarios, siendo que arriesgan sus vidas. Y por Steve, un aplauso de pie, qué valor!!
16 Jun 2017 - 20:34
Historia realmente inspiradora. Todo un apasionado de las carreras. De hecho, una vida envidiable, con todo y su falta de movilidad. De lujo haberlo llegado a conocer por medio de éste artículo. Que tenga muchos años de vida. Saludos,
16 Jun 2017 - 16:30
Ése es el espíritu que hace al verdadero deporte!
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16 Jun 2017 - 12:37
Lo mal pagado que esta ser comisario de pista, este hombre tiene una fuerza de voluntad sin limites, recuperarse de una tragedia de ese modo es solo apto para los mas valientes de este mundo, mis felicitaciones, mi enhorabuena por salir adelante intentando ayudar a las personas que atraviesan esa dificultad......desde el primer día
16 Jun 2017 - 10:01
Una gran historia y una mejor actitud!
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