Mi protagonista: Carlos Sainz

Viendo lo que hace, uno entiende que Helmut Marko se muestre reticente a soltarlo y se comprende el interés que pudiera tener Renault –e incluso Ferrari– para contar con sus servicios en el futuro.

Lo malo de 'Carletes' –como le llamábamos cariñosamente cuando era un crío– es que todo lo que hace queda camuflado, oscurecido o casi ignorado por la figura de Fernando Alonso.

Cuando el asturiano estaba en lugares delanteros, por ese sueño tan español de soñar con victorias, de apostar sólo por caballo ganador y en presente. Y ahora que Fernando lleva tres temporadas y pico condenado al pozo por los coches que le ofrecen, la polémica, las letras, líenas y titulares se los lleva el asturiano, defendido a capa y espada, o los equipos incapaces de darle el coche que mercede.

Todo o nada, amigo o enemigo, campeón o bluff. Ese mundo tan español de extremos. De no pensar en la cantera o en el relevo, como si una vez adquirida una posición, fuera vitalicia cual puesto de funcionario. Y sólo pensar en el relevo cuando nos damos cuenta que ha llegado el momento de precisarlo, por falta del titular.

No sufro por el día en que Fernando decida dejar la F1. No es inmediato, claro, pero tampoco excesivamente lejano dado que el asturiano está a dos meses de cumplir los 36. No sufro porque para ese día sé que tenemos a Carlos Sainz. El problema vendrá después... dentro de diez o 12 años, pero eso es ya otra historia.

Volviendo a Sainz y a los primeros entrenamientos del GP de España, hay que admitir que los tiempos de los viernes no resuelven muchas dudas; sin embargo, ero el décimo tiempo de Carlos con el coche más lento en punta de la parrilla –obviando a los tísicos McLaren-Honda– en la primera tanda es digno de destacar.

En la segunda, además, repitió posición, mejorando 1'8 segundos su vuelta de la primera sesión. Y además, supo ganar 8 kilómetros/hora de punta, pero sus 319,6 kilómetros/hora de punta representan entre 8 y 10 kilómetros/hora menos que sus rivales.

Carlos sufre en el primer parcial, con la gran recta y el curvone. Es muy rápido en el segundo, una zona mixta complicada. Y el Toro Rosso parece tener asimismo alguna carencia en el último, como si la chicane se les atragantara ligeramente, aunque ahí está en línea.

Es curioso que en un año en el que Red Bull ha apostado por mejorar el 'drag' y su velocidad punta haya mejorado de forma notable con respecto al pasado año. No ha sido así en Toro Rosso, donde parecen seguir apostando por la vieja receta de Red Bull: priorizar la velocidad de paso por curva.

En Toro Rosso decían el pasado año que entre Sainz y Verstappen era complicado saber quién era más rápido. La gran diferencia era que Max hacía las cosas con exuberancia, de forma espectacular, y el madrileño de una forma más discreta.

Este fin de semana habrá que fijarse mucho en Carlos. Puede dar la sorpresa, meterse en la Q3, como primer paso, aunque no lo tendrá fácil. Y después, en carrera.