Las chispas ganan terreno

Pero la Fórmula E es sólo la punta del iceberg del ‘ataque de las chispas’, de los automóviles eléctricos, en la competición. Hasta ahora, los eléctricos tenían campos limitados. Aparte de la Fórmula E, todo se había reducido al famoso Nissan ZEOD RC de Le Mans –un eléctrico de autonomía extendida)–; la categoría de buggies eléctricos del Andros Trophee; el buggy totalmente eléctrico de Acciona del Dakar o el buggy Oscar eléctrico de autonomía extendida del Dakar, y los varios coches eléctricos del Pikes Peak.

Pero desde el año que vienen las ‘competiciones eléctricas’ se multiplicarán. Debería nacer el Electric GT, copa monomarca con Tesla Model S P100D modificados para la competición y realizados por Campos Racing junto al Circuit de Barcelona. También existirá el Electric GT Karting, competición de kars eléctricos para los más jóvenes. Jaguar también tendrá su ‘monomarca’ eléctrico, éste en el marco de la Fórmula E

Junto a estas iniciativas privadas nacerá también una categoría eléctrica en el marco del Mundial de Rallycross, abierta a todos los fabricantes de alguna forma ya que los coches no serán buggies. Y para rematar el Andros Trophee parece decidido a que los buggies eléctricos puedan competir cara a la victoria absoluta, como los supercoches del trofeo.

Y ya hay al menos dos iniciativas de ‘desafíos eléctricos’ para ocupar el famoso Garaje 56 de las 24 Horas de Le Mans, que hará falta ver si pueden concretarse en óptima 2019 o 2020.

En otras palabras, el cambio que hace un una década se veía imposible; hace un lustro, improbable, y hace un par de años como anécdota curiosa y de futuro remoto, está adquiriendo una velocidad de crucero impresionante y se nos presenta no ya como algo distante sino como algo que si no llega mañana lo hará pasado mañana.