Almacén F1

Ricardo Rodríguez, un mexicano en Maranello

Esteban Gutiérrez será el piloto probador de Ferrari la próxima temporada
Pero Esteban no es el primer mexicano que pisa Maranello: en los 60, Ricardo Rodríguez enamoró y se ganó el apodo de 'pequeño Nuvolari'
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José Miguel Vinuesa
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23 Dic 2014 - 19:07

El reciente fichaje de Esteban Gutiérrez como piloto de pruebas de la Scuderia Ferrari supone la vuelta de un mexicano a Maranello en el rol de piloto (aunque sea de pruebas) desde que Pedro Rodríguez  pilotó algunas carreras para los de rojo como piloto oficial. Es cierto que Sergio Pérez formó parte de la Academia de Pilotos de la Scuderia, pero nunca fue designado piloto de la misma, ni siquiera de pruebas.

Ello nos lleva a la figura del primer piloto mexicano que desembarcó en Maranello: Ricardo Rodríguez de la Vega, nacido el 14 de Febrero de 1942, y hermano de Pedro. Un talento que despuntó en el mundo de la velocidad desde su más temprana juventud, primero con bicicletas, luego con motocicletas, y finalmente, con coches de turismo y pequeños monoplazas. 

Su innata velocidad le hizo progresar verdaderamente rápido por los escalones del motor, siempre ataviado con su casco amarillo en el que, casi premonitoriamente, había colocado el emblema de la Scuderia Ferrari. Muy pronto tanto él como su hermano empezaron a correr para la North American Racing Team de Luigi Chinetti, el legendario distribuidor oficial de Ferrari en Estados Unidos de origen italiano que, entre otras muchas cosas, había dado a Ferrari su primera victoria en Le Mans en 1949. Su fino olfato para detectar pilotos de talento le llevó a confiar sus Ferrari a la pareja de mexicanos, que no le defraudaron. En 1960, ambos demostraron un nivel de pilotaje inesperado para su corta edad, especialmente Ricardo. Así, en las 24 Horas de Le Mans, fue segundo haciendo pareja con André Pilette a bordo de un Ferrari 250 TR/50 de la NART.

Enzo Ferrari empezó a poner su escrutadora mirada en los hermanos mexicanos, con mayor interés en el siempre veloz y valiente Ricardo. El segundo puesto en las 12 horas de Sebring, el tercero en las 3 horas de Daytona, y el segundo en los 1.000 km de Nürburgring, fueron el detonante definitivo del interés del jefe supremo en Maranello. En la F-1 Ferrari gozaba del incontestable dominio del Ferrari 156 "morro de tiburón", y decidió ponerse en contacto con su fiel Chinetti para que Ricardo fuese a Italia: quiere que pruebe el monoplaza en el hoy desaparecido Autódromo de Módena. Y allí, Ricardo asombra aún más a "il Commendatore" al batir los tiempos de sus pilotos oficiales. Enzo está entusiasmado, pero aunque Ricardo podría correr en el siguiente Gran Premio, el siempre reflexivo Ferrari retrasa el debut hasta final de año, no sin amarrar al prometedor jovencito para la temporada 1962, tanto en Gran Turismo como en monoplazas.

El debut llegaría en el GP de Italia de 1961, en un circuito de Monza que utilizará por última vez en F-1 el trazado combinado con el óvalo. Allí Ricardo cuenta con un monoplaza algo inferior al de sus compañeros de equipo, un 156 con motor V6 a 65 grados, frente al V6 a 120 grados algo más potente. El impetuoso mexicano solo sabe pilotar a fondo, dejándose el alma en cada curva. Y fruto de ese esfuerzo es un resultado impresionante: consigue la segunda posición en la parrilla de salida, a sólo una décima de Wolfgang von Trips, líder del mundial que conseguía en ese Gran Premio su primera pole. Los periódicos italianos no dudan en advertir que "Rodriguez, 19 años, dará espectáculo", llamándolo el "pequeño Nuvolari".

 

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Ricardo en Italia 1961

 

Cuando el 10 de Septiembre de 1961, a las 15 horas, arranca el Gran Premio, Ricardo Rodríguez se convierte en el piloto más joven en debutar en Fórmula Uno con 19 años y 208 días, marca que duraría hasta la llegada de Mike Thackwell (otro joven talento innato) y su debut en Canadá en 1980. Y Ricardo no es que sea de velocidad efímera, sino que se coloca en los puestos de cabeza, rodando entre los tres primeros con comodidad, manteniendo el ritmo de pilotos mucho más acostumbrados al tipo de competición. Pero no siempre las historias idílicas tienen final feliz: en la vuelta 13, su motor falla y tiene que retirarse. Para colmo, se entera del fatal desenlace del accidente de Von Trips, con quien había entablado amistad esos días, hasta el punto de compartir box. Será un desolado Ricardo el que llevará los objetos personales del conde alemán a los familiares en el hospital, donde ningún otro piloto se acercó.

Pero el "chamaco veloz" no piensa por un momento en apartarse de aquello que mejor sabe hacer y que ama. El año de Ferrari ha sido soberbio, y las expectativas para el año ‘62 no pueden sino ser altas, ya que la Scuderia mantendrá el espléndido 156F1, aunque en parte obligado por la tremenda purga de personal en Ferrari en Noviembre de 1961, cuando los más altos responsables abandonarán el equipo: Romolo Tavoni, Carlo Chiti, y muchos otros, lo que pondrá en jaque a la Scuderia, que sin embargo ascenderá a un joven y talentoso ingeniero, Mauro Forghieri.

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Zandvoort 1962

 

Pero no nos desviemos de nuestra historia. El segundo puesto de Rodríguez, sólo superado por Maurice Trintignant, en el Gran Premio de Pau de 1962, carrera no puntuable para el campeonato, no hace sino alentar esperanzas. Pero nada más lejos de la realidad. El monoplaza ha quedado rápidamente superado por los equipos ingleses, y el coche no es competitivo. Sin embargo, Ricardo, que ansía siempre ser el más rápido, pone todo de sí para lograr la deseada victoria. Aunque eso también le lleva a cometer errores. Como en el primer Gran Premio del campeonato, el de Holanda en Zandvoort. Allí tiene un accidente en los primeros compases con Jack Brabham debido a su ímpetu, provocando el abandono del australiano. Ricardo retoma la carrera, remonta, marca el mejor tiempo de un Ferrari en carrera, pero acaba en un accidente en las postrimerías de la prueba. Eso le valdrá una constructiva y premonitoria reprimenda de Enzo Ferrari, pero reprimenda al fin y al cabo:

"Estas cosas no deben hacerse. Mira: los pilotos se dividen en dos grandes categorías; los profesionales y los ambiciosos, que son los principiantes. Tú quieres llegar a ser un profesional; pero entonces tienes que hacer las cosas pensando en el futuro, en la carrera que correrás la semana próxima. El riesgo por tanto tiene que ir medido, calculado con frialdad. Tienes que esforzarte en dominar tu ímpetu. Yo te comprendo. Te sientes capaz de ir rápido; pero la todavía corta experiencia que tienes puede traicionarte en cada curva, en cada adelantamiento. Debes razonar, distribuir el esfuerzo, el tuyo y el de la máquina. Ricardo, hablando claro, yo digo que tú te convertirás verdaderamente, como espero, en un gran piloto; pero solo si eres capaz de controlarte. De otro modo, no sé si tus capacidades para la improvisación podrán salvarte todavía mucho tiempo".

Como premonitorias fueron también las palabras de su antiguo jefe, Chinetti, en ese mismo mes de Mayo: "me preocupo mucho por Ricardo. No puedo olvidar el triste caso de Guy Moll, un joven franco-argelino [de madre española] dotado de talento y audacia similares a Ricardo". Moll, con un talento inconmensurable, se había matado en Pescara en 1934, precisamente a bordo de un Alfa Romeo de la Scuderia Ferrari.

Pero, ¿cómo no asombrarse ante tal portento de la conducción? A principios de ese mes, el 6 de Mayo, había ganado la Targa Florio con Ferrari, y con Olivier Gendebien y Willy Mairesse como compañeros de equipo. Era difícil no alentar al pequeño mexicano con cara de niño bueno. El propio Enzo Ferrari tenía una visión diáfana de su porvenir, y por eso trataba de calmarlo: "Es un muchacho impulsivo que conduce con una temible despreocupación y un despilfarro de energía física sin parangón. Yo pienso que si este muchacho consigue contener su fogosidad y afinar su estilo, su éxito será muy significativo".

 

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Consiguió su mejor resultado en Spa 1962: 4º

 

Tomó parte en Mónaco, clasificando 15º, pero no tomó la salida al ceder su coche a Mairesse. Será en el majestuoso circuito de Spa Francorchamps donde consiga su mejor resultado en F-1. En sus 14 kilómetros, Ricardo, que partía séptimo, fue progresando mano a mano con su compañero de equipo Phil Hill hasta pelear por el tercer lugar. Ahí estaba, con el campeón del Mundo en título, luchando de tú a tú con la misma máquina, pasándolo, dando un espectáculo de conducción. En la penúltima vuelta es tercero, pero recibe la orden de dejar pasar a Hill con miras al campeonato, y acabará cuarto. Una decepción que le hizo convertirse en el piloto más joven en puntuar en un GP, marca que ostentó hasta el GP de Brasil del año 2000, arrebatada por Jenson Button. 

Francia y Gran Bretaña no le vieron correr (en Francia no participó la Scuderia), así que su siguiente carrera sería la del temible Nürburgring. A estas alturas, leer que Ricardo fue el mejor piloto de Ferrari en parrilla (10º), el piloto más rápido de Ferrari en carrera, y el que consiguió el mejor resultado en carrera, sexto, no puede sorprender a nadie. Y encima  en el circuito por antonomasia, que no perdona los errores ni maquilla los puntos débiles.

El de Italia fue el último Gran Premio con Ferrari. Allí donde empezó la andadura en F-1, se cerraba el ciclo con la Scuderia, de manera pobre: decimoprimero en parrilla y abandono en carrera. Tras el desastroso año, Ferrari decidió no participar en EEUU ni en Sudáfrica, ni tampoco se presentará al primer Gran Premio de México, no puntuable para el campeonato, pero de vital importancia para Ricardo, que busca una salida con la que participar en la carrera de su país. Recibe la oferta de Rob Walker para hacer correr su Lotus 24, pero antes debe obtener el permiso de Ferrari.

Entre tanto, Ricardo y Pedro revalidarían su triunfo del año anterior en los 1.000 km de París, celebrados en el circuito de Monthléry, a bordo de un Ferrari 250 GTO de NART. Y aunque Enzo se muestra reticente, da su beneplácito a Ricardo para correr con un Lotus en México, advirtiéndole de que nunca sería como el que utilizaría Jim Clark.

 

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Una despedida: Ricardo Rodríguez besa la mano de su padre ante la mirada de su hermano menor Alejandro antes de salir a pista por última vez.

 

A Ricardo no le importa. Es su obligación correr en México para México, conoce el circuito, y tiene a todo un país expectante. Quizás demasiada presión para un joven de 20 años, acrecentada por la certeza de que el coche no le va a permitir luchar por la victoria. Aún así, en las pruebas libres del viernes es segundo, a apenas dos décimas del mejor tiempo de Surtees. La sesión termina, y comenta con los mecánicos la necesidad de mejorar la carburación. Saliendo del circuito se encuentra con su padre, que llega para verle. Al volver a los boxes para enseñar el coche, los mecánicos le comentan que creen haber hecho los cambios necesarios. Su padre y algunos amigos le piden que pruebe el coche, y él decide dar unas vueltas para verificar los cambios. Pasó una vez, e hizo la señal para que le tomaran el tiempo de vuelta. No volvió a pasar por meta. Aproximándose a la última curva del circuito, la Peraltada, Ricardo Rodríguez perdió el control del Lotus a 190 km/h, chocando contra el guardarraíl exterior violentamente, y saliendo despedido del coche. Al parecer, la suspensión trasera izquierda falló, y no pudo evitar el fuerte accidente, falleciendo en el acto. Era el 1 de Noviembre de 1962.

La noticia fue un duro golpe para el automovilismo, pero también para Enzo Ferrari:

"Comprendía que el ansia del éxito lo devoraba; una ambición noble, de hombre; pero peligrosamente al acecho. Y sabía que en su familia no encontraba agua para aquel fuego... sino gasolina. […]. Poco tiempo después tuve que leer en un periódico que por exceso de velocidad, para batir un récord de vuelta robado unos minutos antes por un contrincante durante las pruebas del Gran Premio de México, se había salido de pista con una Lotus. Esta vez el destino no había sido generoso. Tenía veinte años y era tan buen muchacho... siempre alegre, con aquella cara inocente de niño travieso".

Un destino que, irónico, se llevaría en 1971 a su hermano Pedro a bordo de un Ferrari privado en Norisring. Un destino que, cruel, privó al automovilismo de uno de sus talentos más precoces y espectaculares, uno de esos que sólo querían ser más rápidos que el resto y que se dejaban el alma en conseguirlo en todas las circunstancias. Ni siquiera uno de los preciosos Ferrari 156 de F-1 que siempre llevó al máximo sobrevive: Enzo Ferrari ordenó la destrucción de todos los ejemplares al acabar la temporada de 1962.

Ricardo Rodríguez fue breve como un relámpago, pero igual de brillante. Sus demostraciones al volante, tanto de Gran Turismo como de monoplazas, nos dejan el sabor agridulce de haber perdido un talento cuyas primeras muestras de grandeza se nos habían apenas insinuado.

 

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Pedro Rodríguez y Ricardo Rodríguez

11 comentarios
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26 Oct 2017 - 15:29
Lo he dicho otra veces pero por artículos cómo éste merece seguir esta web.
26 Oct 2017 - 14:53
JOSÉ MIGUEL VINUESA gracias otra vez por tu articulo y solo recordar que Ricado prcticamente se partio en 2 por el guadariel, en ese tiempo no se usaban los cinturones de seguridad el sale despedido del Lotus y cai en el guadariel "partiendolo", una muete inesperada de un chamaco, saludos,
26 Oct 2017 - 11:39
Como siempre, felicidades a JM Vinuesa por estos artículos históricos.... siempre son muy interesantes
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26 Oct 2017 - 09:54
Qué preciosas fotografias. El año pasdo en el "Espíriti del Jarama 2016" pude fotografiarme con el gran Jo Ramirez, su compañero de aventuras en Europa y me acordé mucho de él y su hermano Pedro.
24 Dic 2014 - 14:59
¡¡ Lastima que Ricardo murio muy joven y no alcanzo a demostrar todo su talento !!
24 Dic 2014 - 14:58
#2 Que recuerdos... yo tenia13 añitos y me moria por tener la revista VELOCIDAD O AUTOPISTA ,para ente ... Ver comentario
Saludos, aqui en Mexico las noticias llegaban muy tarde y como bien comentas era por medio de las revistas, Meta era una de ellas, un saludo y Feliz Navidad a todos
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24 Dic 2014 - 02:25
que buen articulo, de verdad que te transporta a la epoca...por cierto muy recomendable el libro sobre los Hermanos Rodriguez que estuvo a la venta hace unos 2 años. si pueden comprenlo.
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Rey
24 Dic 2014 - 00:12
Epoca donde habia que tenerlos bien puestos, ahora maneja hasta uno de 17 y un accidente grave cada ni se sabe. todos saben que estan bien resguardados. antes te enfrentabas a la muerte y de forma horrorosa
Panchito
23 Dic 2014 - 23:47
Muy buen recuerdo del que fuera en su época... El mejor piloto Mexicano. El autódromo de la ciudad Capital se llama Hermanos Rodriguez en honor a Ricardo y Pedro.
luis ramirez
23 Dic 2014 - 21:29
Que recuerdos... yo tenia13 añitos y me moria por tener la revista VELOCIDAD O AUTOPISTA ,para enterarme de los eventos de f.1 las noticias llegaban a mis manos con una semana de retraso, recuerdo ahorrar unos centimos para ir al kiosco, la muerte de Ricardo Rodriguez fue un mazazo para mi D.E:P.
franem
23 Dic 2014 - 21:13
ostias!!!!! creí que era el Chavo del ocho!!!!!
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