Lewis acertó dejando McLaren por Mercedes

Hamilton, el niño prodigio que se fue de casa para volver a triunfar

De su sonada llegada a la F1, pasando por su primer título hasta su bicampeonato
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Víctor Serrano
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27 Nov 2014 - 17:25

¿Pero qué hace? ¿A dónde va? ¿Prefiere el dinero antes que un buen coche? ¿Deja su casa para marcharse a un equipo al que han sacado más del doble de puntos? Va a caer en picado… Sí, aunque ahora parezca mentira, fuimos muchos los que pensamos que se equivocaba, que Lewis iba a dar un paso en falso marchándose de McLaren a Mercedes. Que se arrepentiría de dejar Woking, aquél que siempre fue su hogar.

Pero ahora, a 27 de noviembre de 2014, de lo que se habría arrepentido Hamilton es de no haber tomado esa arriesgada decisión. El montante que reunieron para contratarle y la libertad de imagen y comportamiento que le iba a dar fueron dos aspectos claves para que se la jugara. Hace dos años pocos daban un duro por los de la estrella, sus inicios en la Fórmula 1 no pasaron de mediocres. Sin embargo, a Lewis también le convencieron por otra cosa…

La gran esperanza de los alemanes y sus mayores esfuerzos estaban centrados en el cambio de era, en la nueva reglamentación que entraría en 2014 con los motores V6 Turbo y que daría un vuelco al Mundial. Hamilton confió en ellos, quería estar en un equipo de fábrica cuando llegara ese momento trascendental. Cambió la comodidad por jugarse su futuro a una carta. Y ha resultado ser la mejor de todas. Gracias a ella es bicampeón del mundo. Un sueño.

Ha tenido que remar mucho para conseguirlo, quizás más de lo que él esperaba y de lo que su meteórica llegada a la Fórmula 1 prometía. Porque aterrizó en la élite como un elefante en una cacharrería, haciéndose notar. Pocos pueden alzar la mano diciendo que lucharon por ganar el título en el año de su debut y ante todo un bicampeón del mundo como era Alonso. Eso sí, sin los esfuerzos que hizo su padre adoptivo, Ron Dennis, por favorecerle no lo hubiera hecho.

El talento de Hamilton al volante destacó desde su niñez, y en 1995, Ron le ató a McLaren con tan solo 12 añitos. La confianza que había depositada en ese chaval de Stevenage fue total y absoluta, le iba a poner el futuro en sus manos. Por eso, cuando dio el salto a la Fórmula 1 tras ganar la GP2 en 2006 y vio que su chico se adaptó tan rápido a su nuevo juguete que era capaz de luchar por cosas importantes desde el principio, se volcó con él.

Eso, hizo que Ron se olvidara de que al otro lado del garaje tenía al piloto con más talento de la parrilla y provocó que la escudería británica se convirtiera en un campo de batalla en el que dos bandos totalmente separados lucharían hasta la muerte. Como resultado de ello, Lewis se convirtió en el villano de la afición española. Una persona odiada, objeto de todas las críticas y causa de todos los males de Alonso. Una imagen de la que tardaría en desprenderse.

La convivencia comenzó a romperse sin remedio en el GP de Mónaco de 2007. Hamilton llegaba como líder, pero Alonso venció con autoridad (pole, victoria y vuelta rápida) y salieron empatados en el Mundial. Aunque Lewis terminó segundo y cabreado. Se quejó a la prensa británica y a la FIA de que el equipo le había frenado para dejar ganar a Fernando. Una acusación sin sentido, porque ordenaron a ambos bajar las revoluciones de su motor y fue él quien hizo caso omiso.

Fue un toque de atención que Dennis no olvidaría, no iba a permitir de nuevo que su ahijado tuviera otra ocasión para quejarse. Así, le darían prioridad en las estrategias como en EEUU, le permitirían saltarse las órdenes de equipo en calificación como en Hungría, le rescatarían grúas de la lluvia como en Alemania e intentarían poner todas las zancadillas posibles a Alonso. Una guerra encarnizada destinada a un único fin: hacerle campeón del mundo.

La situación llegó hasta tal límite que se habló que un intento de saboteo al coche del español en Bélgica, y en China, tras el abandono de Lewis en la puzolana de entrada a boxes (el famoso sanganchao), Dennis dijo que la lucha no era contra Ferrari, su máximo rival con Räikkönen, sino contra Alonso. Así, enfrascados en su propio mundo, perdieron el Mundial con ambos pilotos por un solo punto y sirviendo en bandeja el título a Kimi en Brasil. Una lección inolvidable.

El año siguiente, con la marcha obligada de Alonso a Renault, las cosas se calmaron en el equipo de las flechas de plata y Hamilton se vería metido de lleno otra vez en la lucha por el campeonato desde el principio. Y es que, a la victoria en el gran premio inaugural de Australia la siguieron otras cuatro más (Mónaco, Gran Bretaña, Alemania y China), dando muestras de su enorme talento, pero también de sus maniobras al límite y de su rebeldía.

De hecho, tuvo sanciones como la que recibió en Bélgica por adelantar a Räikkönen en la lucha por la victoria acortando la chicane de entrada a meta. También protagonizó una ruptura muy comentada con su padre, que era su mánager, para contratar a Julian Jakobi, quien representara a hombres como Prost, Senna y Montoya. Tras un Mundial muy disputado, su última victoria en Shanghái le ponía el título muy de cara en Brasil, pero no iba a ser fácil…

En Interlagos se vivió uno de los desenlaces más ajustados e intensos de la historia. A Hamilton le valía ser quinto para asegurarse su primer título, una posición que tuvo controlada hasta que la lluvia decidió aparecer por segunda vez a diez vueltas del final. Entonces, Vettel le pasó a falta de tres giros. Massa cruzaba la meta siendo campeón, pero en la última curva Lewis adelantó a un Glock que aguantaba el temporal con neumáticos de seco para alcanzar la gloria.

En apenas segundos, la alegría dejaba lugar al llanto en el box de Ferrari mientras él celebraba ser campeón del mundo sin aún creérselo. Un final de infarto para un campeón especial, el más joven por aquél entonces. Una sensación de felicidad plena que no volvería a vivir en sus años restantes vestidos de color plata. Cuatro años en los que estuvo lejos de la lucha por el título. Un segundo plano que le valió para limpiar su imagen y conceder el papel de villano a Vettel.

No dejó de lograr victorias, pero no le sirvieron para mucho: dos en 2009, tres en 2010 y 2011 y cuatro en 2012. En el apasionante 2010 no se quedó tan lejos de Sebastian (solo a 16 puntos), fue uno de los cuatro candidatos al trono hasta la última cita en Abu Dabi, pero sus opciones eran muy remotas. Cansado de no contar con un monoplaza competitivo y de tener un cuarto puesto en el Mundial como mejor resultado en esos años, dio el salto a Mercedes.

La temporada pasada repitió posición en la clasificación final, cuarto, pero superó a Rosberg con su solitaria victoria en Hungría por las dos que consiguió el alemán. Y más importante que eso, hizo posible que Mercedes diera un salto de calidad enorme que les llevó a lograr el subcampeonato de constructores. Juntos forjaron una sólida base sobre la que construirían el demoledor equipo que ha arrasado este año como pocas veces se recuerda.

Desde que en los test invernales confirmaron la superioridad que se rumoreaba de la unidad de potencia de la estrella, Lewis y Nico se convirtieron en los firmes y únicos candidatos al título. Ambos han monopolizado las poles y las victorias con un dominio insólito (solo Massa fue más rápido el sábado de Austria y Ricciardo se adjudicó los tres triunfos que dejaron) gracias a una mecánica privilegiada que les aisló completamente del resto del mundo.

Sin embargo, Hamilton siempre se ha mostrado más sólido que su compañero, amigo y rival por momentos, como demuestran sus once triunfos. Aunque ha perdido la guerra de los sábados, solo sus tres abandonos y los dobles puntos de Abu Dabi han mantenido la tensión hasta el final. Allí, en la noche de un escenario de cuento tocó el cielo por segunda vez. Merecidamente. El villano quedó encerrado bajo llave, ahora solo queda un piloto descomunal. Solo queda Lewis Hamilton.

62 comentarios
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Mend
27 Nov 2014 - 18:58
pues en lo personal No creo que Ni vuelva , lo tiene todo en Mercedes ...buen coche ,buen equipo , prestigio ¿Que mas se puede pedir ? Ahora mismo Mclaren es una carta cerrada de aquí al año que viene que no se sabe como llegara ........ Y ante el riesgo de correr en un equipo que no sabes como funcionara lo mejor es estar con el mejor coche .
27 Nov 2014 - 18:49
Y el zopenco de Martin con su pésima administración del equipo provocó su salida. El coche de 2012 terminó siendo muy bueno pero para 2013 hicieron otro proyecto completamente distinto, Lewis olfateó el fracaso y se fue. Y este año Ron no logró convencerlo de que regrese, una pena, hubiera sido fantástico tenerlo otra vez en casa.
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