Almacén F1

GP España: Acción reivindicatoria

Rosberg se quitó toda la presión que acumulaba en este 2015 con su primer triunfo
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José Miguel Vinuesa
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12 Mayo 2015 - 18:18

El horizonte deja ver las ondas de calor que el sol hace emanar del asfalto. Allí, tras esa cortina, se vislumbra como un espejismo la primera curva. Desde su casco, Nico Rosberg piensa que es el momento de reivindicarse para el Campeonato, de decir algo. No hay otra opción. Hay que dejar atrás la presión.

Ya lo ha hecho con la clasificación. En realidad, lo viene haciendo desde la carrera de Baréin, donde, pese a perder frente a Hamilton, se volvió a mostrar incisivo en la carrera. Y el sábado, en España, se confirmó esa reacción marcando una Pole que era un bálsamo para su moral. Que gritaba un aviso para su vecino de box: sigo estando aquí, esto no va a ser tan fácil, no puedo permitir que lo sea.

De modo que cuando se apagaron las luces del semáforo, lo único que expulsaron los neumáticos de Nico fue la presión. Ni una sola voluta de humo. Y se reafirmó cuando, mirando el espejo derecho, pudo ver cómo Hamilton se peleaba con Vettel, que le superó. Una mala salida: ahora es de Lewis la presión de lidiar con una carrera difícil. Y adiós. Porque Nico Rosberg controló la carrera con el margen que permite el saber que el único rival que puede inquietarte se encuentra atrapado tras un monoplaza correoso. Así que sacó lo mejor de su repertorio, que es el pilotaje suave y constante, y trabajó con esmero una victoria altamente necesaria.

Por detrás, Lewis se desesperaba detrás de un Ferrari que, siendo más lento, era lo suficientemente bueno como para ser un muro infranqueable en pista. Incluso se pudo ver algo que no se veía desde hacía tiempo: un error de Hamilton. Sí, leve. Quizás imperceptible. Pero en la vuelta 30 de carrera, después de una parada en boxes que le había mantenido detrás de Vettel, y mientras llevaba unas vueltas intentando atacar al piloto alemán, el campeón del mundo se fue un poco largo en las 'eses' en subida de La Moreneta, perdiendo por unos metros el ápice. Nada insalvable. Pero quizás significativo.

Hasta tal punto era difícil desembarazarse del Ferrari, que Mercedes se vio obligado a cambiar de estrategia, de dos a tres paradas. Porque sí, tenían mucho más ritmo. Podía funcionar. Era la única posibilidad, o intentarlo a la desesperada en la última parte de carrera. Así que tras la segunda parada, Hamilton se puso en modo imperial, machacó los tiempos, y logró por poco superar a Vettel tras pasar una tercera vez por boxes. Al menos había salvado los muebles. Pero su naturaleza competitiva no le permite conformarse, y su intento de acercarse a Rosberg es loable, pero era en vano. No era el fin de semana del Mercedes número 44.

Si había alguna duda de quiénes son los monoplazas a batir, el Gran Premio de España la diluyó rotundamente. Es Mercedes. Se puede argumentar con cierta razón que Montmeló es el circuito que mejor se adapta a sus características, puesto que así fue el año pasado, y así se ha demostrado también este fin de semana. Su ritmo era inalcanzable en todos los ámbitos, son los que mejor han aprovechado el parón de tres semanas, y su coche ha visto aumentado su ya de por sí enorme rendimiento.

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Y sin embargo, Ferrari se empeña en molestar. Porque aunque las mejoras no le han acercado más a Mercedes, sigue siendo el único equipo que en términos relativos le complica la existencia. Su rendimiento en España estuvo lejos de lo visto hasta ahora, y en ambos monoplazas, uno con las mejoras (Vettel) y el otro sin ellas (Räikkönen). Y fue Vettel el que, a duras penas, pudo defender las opciones de Ferrari y su bastión en el podio. Salió bien, y aguantó sin excesivos problemas a Hamilton, reteniéndole. Pero Rosberg se escapaba, y los 45 segundos al final de la carrera con el ganador son una distancia muy importante, lo mismo que la que consiguió Hamilton tras salir delante de él en boxes. El Mercedes estaba lejísimos. No, Ferrari no va a luchar con ellos por el título, salvo hecatombe de la marca de la estrella. Y no es ese el objetivo tampoco de los de Maranello.

El mítico razonamiento de que a Ferrari sólo le vale ganar es de un reduccionismo ejemplar, porque ni ha ganado siempre, aunque sea el que más lo ha hecho, ni los demás equipos no tienen otro objetivo que no sea ganar (véase lo que dice Red Bull, que sólo le interesa estar en la F1 si vencen, por ejemplo). Todos los equipos se ponen esa presión, pero de puertas hacia afuera sólo se le exige 'por contrato' a Ferrari. Y la historia dice justo lo contrario, e incluso Enzo remarcaba que estaba más acostumbrado a perder que a ganar, aunque fuera lo que más le gustaba. El paso adelante que ha dado es tan sorprendente e importante, que si realmente esta es la base sobre la que tienen que construir su proyecto a medio plazo, ya es mucho, y para no cometer los errores del pasado, deben mantener dicho plan y no dejarse llevar por falsas esperanzas. Aunque es innegable que se esperaba más de ellos en España.

Y además, se vieron otra vez atrapados tras un Williams. Kimi enmendó en la vuelta de salida todos los contratiempos que le afectaron durante el fin de semana, pero no pudo con un Williams que, si bien en clasificación no están a la altura de los italianos, en carrera al menos están algo más cerca, aunque no lo suficiente, pero es la segunda carrera consecutiva en la que, por una circunstancia o por otra, quedan delante de un coche rojo. Gran trabajo de Bottas, que empieza de nuevo a mostrar la consistencia de 2014, que serían podios si no hubiera un equipo que lo ha hecho mejor que ellos. Lástima que Williams se vea penalizado por su corto presupuesto.

Sólo estos tres equipos pudieron acabar las vueltas programadas. Todos los demás fueron doblados, síntoma claro del estado de fuerzas actual en la parrilla. Y de las mejoras que han implementado en la primera prueba europea. Por otra parte, era fácilmente previsible un Gran Premio sin mucha acción. El circuito catalán nunca ha sido escenario de grandes carreras en términos de lucha en pista, y sólo el DRS permite realizar adelantamientos. Eso no impidió que sobresaliera un piloto durante el fin de semana, mucho más estando en suelo español: Carlos Sainz. Su clasificación fue impecable, mucho más arriba de lo que cualquiera pudiera esperar.  No puede obviarse que ayudado por problemas ajenos, pero eso no es óbice para valorar su gran trabajo.

En carrera ocurrió lo esperable: la falta de potencia de su Toro Rosso no le permite luchar. Pero Carlos hizo una carrera inteligente, y al final de la misma pudo superar a su compañero de equipo, Verstappen, sacándole de la zona de puntos (todo un golpe moral). Pero no contento con eso, se permitió la osadía de adelantar a un Red Bull, el de Kvyat (lo de Red Bull es lamentable, y no encuentran salida), en una acción valiente y comprometida, que tras ser analizada por los comisarios le ratificó en el noveno puesto. Paso a paso está demostrando que la decisión que tomó la cúpula de Red Bull fue correcta, y que su madurez está muy por encima de sus años.

De Mclaren se esperaba un paso adelante. Y es difícil saber si lo hubo. El ritmo de carrera estuvo rondando los tres segundos de desventaja, pero la vuelta rápida de carrera de Button es la décima. También sufrieron un retroceso en cuanto a la distancia de calificación. Aún así, el paso adelante es que entraron en la Q2, pequeño pero meritorio avance. Y en carrera, Alonso era capaz de rodar duodécimo con solvencia, llegando a estar séptimo varias vueltas gracias a las paradas de otros pilotos. Una posición alentadora. Pero tras la parada en boxes, los frenos dijeron basta, según parece por un protector de la visera del casco que bloqueó un conducto de freno trasero. Por suerte, no hubo una desgracia en los boxes, que estuvo muy cerca, pero el abandono fue inevitable.

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Mientras que Button, ya en la vuelta 7, tenía problemas de neumáticos traseros, y se pasó la carrera luchando con la estabilidad del coche, precaria e impredecible, que aúna el sobreviraje con el subviraje. Una pesadilla. Y un motor que no acaba de despegar nunca. El resultado es que Button se vio superado por todos menos por los Manor, y según sus declaraciones, puntuar va a ser difícil durante el año. Quizás no sea tan dramático, pero al menos deja a las claras que los podios aparecen en un horizonte lejanísimo este año. Una sensación desagradable la que deja Mclaren tras este Gran Premio. Todas sus esperanzas están en Mónaco, pero es, nunca mejor dicho, jugar a la ruleta. Y no es aceptable que un equipo con la historia de Mclaren sólo sea capaz de acabar tan atrás. Es ya su peor inicio de su existencia, lo que sólo hace echar sal en las heridas. La reacción debe ser inmediata.

Una pena que uno de los abandonos tuviera que ser precisamente el de Alonso. El otro, el de un Maldonado cuya ausencia de buena suerte empieza a convertirse en legendaria. Siempre le pasa algo al venezolano, y si pasa algo, no anda lejos tampoco. Absolutamente curioso. Al menos regaló un electrizante adelantamiento a final de recta. Los que no iban a adelantar a nadie sino a ellos mismos son los Manor. Roberto Merhi se retuerce en un coche absolutamente desfasado, más aún que el de su compañero Will Stevens. El que estuviera por delante de este durante las doce primeras vueltas dice mucho del castellonense, de su entrega y de sus manos. Que le dijeran que dejase pasar a Stevens, si es cierto, es inaceptable. Pero Stevens paga, Merhi (al parecer) no.

¿Por qué aguantar en Manor? La imagen del piloto se resiente, pero no es menos cierto que el tren de la F1 a veces sólo pasa una vez en la vida para un piloto y que dejarlo pasar puede suponer no poderlo tomar nunca más, pese a ser joven. Serio dilema. Roberto se aferra con dignidad a su volante, del que difícilmente se debe poder sacar mucho más. Y lo que vemos en Manor no es ni más ni menos que la clásica situación de un piloto número uno y dos en un equipo sin presupuesto. Esperemos que la situación pueda mejorar internamente y puedan luchar con mayor igualdad.

Y al final, lo que deja encima de la mesa el GP de España es un jarro de agua fría al constatar con certeza que Mercedes sigue estando (si es que en algún momento hubo dudas) muy por encima de todos. Incluso es argumentable que están mucho más arriba aún, porque Rosberg tuvo una carrera tranquila. Salvo en carreras puntuales, por condiciones particulares o problemas, nadie les debería hacer sombra. Así, sólo si Nico puede tomar la senda de reivindicar su candidatura al Campeonato sin mostrar la candidez de las primeras carreras, podremos tener una pelea por un título que es inevitablemente propiedad de Mercedes.

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