Almacén F1

GP Abu Dabi F1 2017: La última, para Bottas

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José Miguel Vinuesa
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28 Nov 2017 - 21:48

Y al final, el último Gran Premio de la temporada, el de Abu Dabi, en el anodino circuito de Yas Marina, aunque revestido del oropel propio de los países de Oriente Medio. Opulencia en las instalaciones, modernidad, una imagen al exterior insuperable. Pero una pista plana, que sólo ha deparado emociones cuando se ha decidido el título mundial en su asfalto, pero que no ha dado carreras interesantes. Una combinación de requisitos para los coches la hacen especial, pero generadora de procesiones, porque una vez acabado el segundo sector, es imposible adelantar, algo que es incluso difícil en el resto de la pista.

Pero era el terreno de juego para la última cita del año, con pocas cosas que decidir. Si Sebastian Vettel sería subcampeón del mundo frente a Valtteri Bottas. Si Kimi Räikkönen salvaría la cara a última hora con el cuarto puesto de la clasificación frente a Daniel Ricciardo. Y si Renault superaría finalmente en la de constructores a Toro Rosso por el sexto lugar, con varios millones de euros en juego. Bocados menores desde el plano emocional.

Así que en un circuito desértico, en el que no se corre si no es para la Fórmula 1, tocaba intentar regalar la última emoción del año. Obviamente, la primera sesión de libres fue una toma de contacto sin apenas trascendencia, en la que barrer la trazada de arena –hay que agradecer la presencia de la Fórmula 2 y la GP3 en esta pista para lograrlo-, tomar las referencias a la pista, e ir ajustando el reglaje. Ya, como en el resto de circuitos, pero no. Porque siendo una carrera que se disputa al atardecer, la única sesión verdaderamente útil del fin de semana es la segunda.

De hecho, el primer puesto de Sebastian Vettel, con un 1’39’’006, fue absolutamente testimonial en el resto del fin de semana, como el tercero de Max Verstappen. El coche a tener en Yas Marina es un Mercedes, y lo lleva siendo desde el inicio de la era híbrida. Nadie se adapta a la singularidad de esta pista como la Flecha de Plata. Hay que destacar, sin embargo, el buen rendimiento de uno de sus jóvenes pilotos, George Russell, a bordo de un Force India que colocó en decimoprimera posición, con una sesión muy limpia del británico, al que se le podía ver un pilotaje muy seguro.

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La sesión capital era la segunda. Allí empezó a verse la absoluta realidad de la pista. Para empezar, el neumático superblando era como un neumático duro en otro circuito. Las temperaturas caen tanto, y la degradación es tan baja, que algunos equipos no fueron capaces de definir el límite de vueltas de esa goma. Así que el ultrablando sería el neumático preferido por todos, y aún así era duro. Ponerlo en temperatura era la gran cuestión a resolver para todos los equipos, pero en realidad, sólo Mercedes tenía a tono las gomas.

En general, el Mercedes era el mejor, si bien en el tercer sector, el Ferrari de Sebastian Vettel era un escollo insuperable. En el cómputo global, Lewis Hamilton era primero con un tiempo de 1'37''877, pero con Vettel a sólo 0'149 segundos. ¿Había una posibilidad para Ferrari? Al menos en las manos de Vettel, y con esa infinita sucesión de curvas de noventa grados del tercer sector, el SF70H sacaba a relucir sus credenciales. Daniel Ricciardo lo que sacaba era el dedo corazón a Romain Grosjean.

El sábado, la tercera sesión de libres fue posiblemente la más inútil del año, especialmente por el fuerte viento y el horario. En esas circunstancias, ya quedó claro que nadie iba a plantar cara a Mercedes en la última carrera del año. Lewis Hamilton se colocó en primer lugar, 1'37''627, con Bottas a su espalda a 0'273 segundos. Los Ferrari, a un eterno medio segundo. Los Red Bull, más cerca del segundo entero. Ni siquiera entre ellos podría haber lucha. Se vislumbraba una carrera muy ordenada en los primeros puestos.

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Los McLaren brillaron en esta sesión, con Alonso séptimo y Vandoorne octavo. El primer y segundo sector –especialmente- era un suplicio para el coche, pero en el tercero podía sacar el cuello del fango, y lucir con cierto aplomo. La única duda es si el resto realmente estaban dando todo lo que tenían en su potencial, porque era extraño ver a los Force India o los Renault por detrás, aunque no lejos: de Alonso a Ocon había sólo dos décimas. Aunque quizás lo más interesante fue una sombrilla en la pista que provocó un coche de seguridad virtual.

Al llegar la clasificación, ya no hubo nada que ocultar. En la primera sesión, Bottas logró un 1'37''356 para colocarse primero, con Hamilton a tan sólo 0'035 y Räikkönen a 0'097 en un intento final. Vettel, al medio segundo de rigor. No hubo grandes sorpresas en el orden establecido, ni en los pilotos que caerían. Es de remarcar que los Sauber estaban al nivel de los Toro Rosso, pero la razón se debía más a la inexperencia de los pilotos del segundo equipo de Red Bull que a una mejora de los monoplazas suizos. Brendon Hartley era quien cerraba la tabla, y en ese grupo de caídos estaba Romain Grosjean, con sus tradicionales problemas de frenos en una pista que los castiga intensamente.

La segunda sesión descubrió definitivamente las caretas. Pero esta vez fue Hamilton el que encabezó la tabla con su 1'36''742, y Bottas hizo de su sombra a 0'080. Era una cuestión interna entre los Mercedes, como en los buenos tiempos, no tan lejanos. Vettel estaba a 0'281 segundos, y el rápido Räikkönen de la primera sesión, se diluyó al medio segundo. Crueles realidades.

Nico Hülkenberg se colocó como el más rápido del resto, seguido de Pérez y Ocon, cumpliendo como toda la temporada con sus Force India. El décimo lugar estuvo muy luchado. Parecía en la mano de Fernando Alonso, al que Sainz no pudo superar. Pero Felipe Massa, en su última clasificación de Fórmula 1, en el último intento de esta segunda sesión, superó por muy poco el tiempo del que fue su compañero de equipo. Ironías, en la última carrera, Felipe fue más rápido que Fernando.

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Llegados a la tercera sesión de la clasificación, el primer intento iba a resultar definitivo para la configuración de la parrilla. Ahí, Valtteri Bottas hizo una vuelta perfecta que le dio un 1'36''231 que nadie podría batir, en la cuarta pole para el finlandés en su carrera. El motivo era la temperatura de la pista, que caía muy rápido, de modo que el segundo intento se veía todavía más comprometido con un asfalto con un agarre que se volatilizaba.

Lewis Hamilton venía en un tiempo mejor en el segundo intento, pero en el segundo y el tercer sector perdió ese impulso, en parte motivado por un contravolante que acabó de arruinar su intento. Pese a tener un motor más fresco que el de su compañero, no pudo arrebatarle la posición y se quedó a 0’172 décimas de su Bottas. Sí que mejoró ligeramente su tiempo Sebastian Vettel, y fue el único en lograrlo junto a Daniel Ricciardo. Iba a ser insuficiente, y sólo sirvió para maquillar un poco la desventaja, que estaba en unas devastadoras 0’546 décimas.

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La sorpresa fue Daniel Ricciardo, que desbancó en la cuarta posición a Kimi Räikkönen por apenas 0'026 centésimas, gracias a un segundo intento impecable del australiano, unido a que el finlandés de Ferrari era incapaz de dar temperatura a sus ultrablandos, algo que hace sufrir sobremanera el estilo de pilotaje de Räikkönen. Ambos estaban a más de siete décimas de distancia, con Verstappen cerrando el grupo de los equipos punteros, pero ya a más de un segundo.

Nico Hülkenberg sobresalió en la segunda sesión, y lo hizo también en la tercera, con un séptimo lugar muy interesante para la carrera, seguido de Pérez y Ocon, los tres en poco más de una décima, y augurando una lucha cerrada durante la carrera. El décimo lugar lo consiguió Felipe Massa, con un tiempo ligeramente peor que sus predecesores, y sin poder plantarles cara en ningún momento.

El domingo, la carrera se planteaba sin demasiadas presiones, salvo los intereses comentados al inicio. Más importante para Valtteri Bottas era no volver a desperdiciar una pole, y menos frente a su compañero de equipo. El momento curioso fue cuando, camino de la parrilla, todos los pilotos intentaban poner temperatura a sus neumáticos con los típicos movimientos en zig-zag, menos precisamente Kimi Räikkönen, que suele necesitar esa temperatura.

Llegados a los puestos de salida, y apagadas las luces, el inicio fue uno de los menos excitantes que se recuerdan. Los pilotos de cabeza conservaron su orden con precisión quirúrgica: sólo la mala salida de Hülkenberg, superado por los dos Force India en los primeros metros, puso emoción cuando el alemán se lanzó por el exterior de la primera curva para recuperar su posición inicial. Por su parte, Kevin Magnussen parecía fuera de control, se fue largo en la primera curva, y en la tercera acabó de rematar un inicio de carrera nefasto con un trompo que no tuvo consecuencias. Fernando Alonso no resistió el ataque de Felipe Massa, y el brasileño recuperó su posición inicial al final de la primera recta.

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Orden establecido, y distancias muy controladas entre los primeros, sin apenas posibilidades de ataque. Era un poco más atrás donde había algunas hostilidades. Sergio Pérez atacó a Nico Hülkenberg en la segunda larga recta, y lo arrinconó al exterior de la pista. El mexicano tenía la posición, pero el alemán decidió que no le había dejado huevo, se fue al exterior de la chicane, y recuperó su séptimo puesto. Había sido un adelantamiento tan fuera de lo permitido, que la sanción de cinco segundos fue obvia.

Bottas tenía un liderato de 1'5 segundos sobre su compañero, que alejaba a Vettel a los dos segundos, lo mismo este con Ricciardo, y así en adelante. Suspendida como las motas de arena en el aire del desierto, la carrera no hacía nada. Por suerte, en pista se encontraron Romain Grosjean y Lance Stroll. El francés intentaba por todos los medios superar al canadiense en la primera recta, y lo consiguió algunas veces, pero la potencia del Mercedes y el DRS le permitían a Stroll defenderse y recuperar la posición. Eran movimientos limpios y agresivos, con Romain frenando muy tarde. No fue hasta la vuelta 11 que el francés logró sorprender al canadiense en la segunda recta, tras haberse repetido la misma situación anterior, y lanzándose sin miramientos por el exterior, culminaba el adelantamiento, por fin, sobre el Williams, en la maniobra de la jornada. La lucha llevó a Stroll a entrar a boxes al final de esa misma vuelta, anticipando su parada en la que iba a ser una carrera, en principio, a un solo cambio de neumáticos para todos.

Vettel era incapaz de estar con los Mercedes, en buena medida por rendimiento, pero también por la necesidad de ahorrar combustible. Así que la carrera era cosa de Mercedes. Y Hamilton no pretendía dejar escapar la oportunidad de ganarla, por lo que se mantenía cerca de su compañero hasta que llegaran las paradas. De manera prematura, Max Verstappen tomó la iniciativa para intentar superar a Räikkönen en la vuelta 15. Fue en vano, pues en la siguiente respondió el de Ferrari y mantuvo su posición. Poco después entró Ricciardo, en la 20, intentando superar a Vettel, aunque estaba lejos. No funcionó tampoco, y tras su parada en la vuelta 21, Vettel siguió por delante, y para mayor frustración, un problema hidráulico dejó fuera de la carrera al australiano al poco de iniciar esa vuelta, en la curva 5, lo que provocó banderas amarillas en la curva 5.

Una bonita lucha se dirimía entre Felipe Massa, Fernando Alonso y Carlos Sainz. El brasileño era, otra vez, un muro insalvable, y el piloto de McLaren aprovechaba el DRS para no quedarse atrás, mientras se defendía del Renault de su compatriota. Fue precisamente Alonso el que se lanzó a los boxes en la vuelta 22, y en la siguiente le respondió Massa. Tampoco tuvo el resultado esperado, pero salió cerca del brasileño, así que en la primera recta, gracias a neumáticos fríos y menor energía disponible en el Williams, Alonso no desaprovechó la oportunidad y lo adelantó con la ayuda del DRS. En realidad, la jugada correcta era la de Carlos Sainz, que aguantaba en pista y tenía el ritmo para llegar a pasar a los dos. Sin embargo, en un día aciago en los boxes de Renault –Hülkenberg había tenido problemas con la rueda trasera derecha-, al español no le fijaron al rueda delantera izquierda. Casi se estrella en la salida de boxes. Casi lo pierde en la incorporación a la pista. Y abandonó donde lo había hecho Ricciardo. Era la vuelta 32.

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Pero volvamos atrás. Cabía la posibilidad de un coche de seguridad por el abandono de Ricciardo, y quizás por eso Mercedes llamó a Valtteri Bottas en la 22, que había estado realizando un trabajo impecable en cabeza, conservando sus neumáticos y combustible. La parada fue perfecta, pero Hamilton era el líder. Si paraba en la vuelta siguiente, saldría segundo. Por el contrario, el inglés prolongó su estancia en pista, marcando buenos registros e intentando que tomar el liderato tras la parada. Cuando se detuvo en la 24, su parada fue una décima mejor que la de su compañero. Lewis esperaba salir delante, pero el Mercedes número 77 estaba en el liderato por prácticamente la misma distancia. No había funcionado. Así de neutros eran los neumáticos y la pista para la estrategia. Tocaba hacerlo a la vieja usanza, en el cara a cara.

Lewis lo intentó, se acercó como un escualo a la trasera de Bottas, y en el primer y segundo sector era más rápido. Gracias a algunos doblados, llegó incluso a poder usar el DRS sobre el líder, que también disponía de él. Pero en el tercer sector, el aire limpio que golpeaba la visera de Bottas le permitía ser el mejor en esa zona, y recuperar lo perdido en el resto de la vuelta, mientras el aire turbio se arremolinaba alrededor de Hamilton, que incluso tenía alguna salida de pista. Era un bonito duelo de escasa posibilidad de éxito.

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Mientras tanto, Vettel había caído a los veinte segundos, una distancia abismal vista la temporada. En realidad, el de Ferrari conservaba el motor, y no tenía el ritmo que podría haber tenido. Eso no significa que hubiera podido luchar con los Mercedes, pero quizás la diferencia no hubiera sido tan dolorosa. Se trataba de asegurar un podio, y un vacío subcampeonato del mundo. Tampoco el otro Ferrari estaba en buena forma, y aunque contaba en su cercanía con un revoltoso Max Verstappen –absolutamente perdido todo el fin de semana-, no era una seria amenaza.

En los compases finales, y tras un error de Bottas en las curvas 5 y 6, Hamilton se colocó a medio segundo. Era la última oportunidad para la victoria, era un chispazo de emoción. Vettel marcaba la vuelta rápida, pero Bottas decidía dar un cambio de ritmo. Comenzó a volar sobre la pista, y marcó un 1'40''650 para firmar la vuelta rápida, escaparse de un rendido Hamilton, y lograr su tercera victoria. La mejor hasta la fecha, en una carrera sin errores y soportando durante toda la prueba la intensa presión de Hamilton. Nada fácil. ¿Podría haber ganado Hamilton? En cualquier otra pista, sí. Pero no en este laberinto en el que se convierte Abu Dabi. Valtteri lo hizo todo, y lo hizo muy bien, un aporte final de moral para el piloto que tan cuestionado ha sido en la segunda mitad de la temporada.

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El cuarto lugar de Räikkönen le otorgó la misma plaza final en el campeonato, gracias al abandono de Ricciardo. En sexta posición llegó Nico Hülkenberg, en una carrera sólida con el único pero del adelantamiento a Pérez, y con ella lograba dar a Renault el ansiado sexto lugar en el campeonato de constructores. Por detrás, Sergio Pérez y Esteban Ocon, una de las parejas más sólidas e igualadas de la temporada.

El primero de los doblados, en novena posición, fue Fernando Alonso, que despide así la última carrera de la otrora legendaria combinación McLaren-Honda. Proyecto fallido, en el que reverdecer los laureles ha sido utópico. Los constantes abandonos por la falta de fiabilidad han lastrado lo que cada año se presentaba como un proyecto ganador. La realidad es que ni siquiera lograron un podio, y que la mejor posición en meta fue un quinto.

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También se despidió en los puntos Felipe Massa, en una carrera decente. Al brasileño se le echará de menos por su carácter en el paddock, aunque su tiempo ya pasó en pista. Una retirada digna, especialmente en las dos últimas carreras. Detrás suyo, Grosjean, Vandoorne –muchos problemas de agarre para el belga, especialmente tras un toque-, Magnussen, un brillante Pascal Wehrlein en la que puede ser su última carrera en F1, Hartley, Gasñy, Ericsson y en última posición Lance Stroll.

Y así, en la carrera del crepúsculo que pasa del día a la noche, las luces se apagaron para el mundial 2017. Un campeonato mucho más vibrante que este anodino colofón, al que se suma la renovación del logo del campeonato, más insulso y antiestético todavía. Pero no importa. Las emociones son a veces inexplicables. La impaciencia de la primera carrera, la tensión en el devenir del campeonato, y la nostalgia del último banderazo a cuadros. La relación que nos une a algo tan fútil como las carreras de coches, como si fueran la vida. Pero entonces, en esos resúmenes perfectamente realizados para recoger los mejores momentos, se aceleran los latidos, surgen las sonrisas, la rabia, la tristeza, la euforia y el fracaso.

Ahora es de noche. Los motores se han apagado en competición hasta el 25 de marzo de 2018 en Melbourne. El frío lo envolverá todo los domingos por la tarde. Esta es una despedida. Y al final, en tu ausencia, te amaré con todas mis fuerzas.

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1 comentarios
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02 Dic 2017 - 20:02
Excelente despedida. Saludos.
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