El día que la era más gloriosa de Ferrari llegó a su fin

Ese 15 de agosto de 2004 significó mucho para los italianos. En el circuito de Hungaroring era un día de celebración, pero aquella carrera acabaría marcando el fin de una era prodigiosa. En una carrera sin demasiada historia, con un nuevo doblete de Michael Schumacher y Rubens Barrichello, Ferrari daba por finiquitado un dominio que duró cinco años.

Hasta entonces, Michael Schumacher ganó absolutamente todas las carreras del calendario, excepto el Gran Premio de Mónaco que se lo llevó Jarno Trulli. Hablamos de 12 victorias de un total de 13 carreras, que se sumarían a otros tres triunfos que sumarían en lo que restaba de temporada.

Lo que desconocían en ese momento es que el otro integrante del podio del Gran Premio de Hungría era un tal Fernando Alonso que sería el digno sucesor de una de las etapas más dominantes de la historia de la Fórmula 1.

Empezando por la temporada 2005, donde pasaron de ganar 15 carreras el año anterior a sólo ganar la denominada carrera de la vergüenza, donde apenas participaron los seis coches que llevaban neumáticos Bridgestone en el Gran Premio de Estados Unidos, disputado en Indianapolis. Pero el golpe más duro fue en 2006, donde volvieron a la lucha por el título pero el piloto asturiano volvió a arrebatárselo.

La gloria volvió, prácticamente de rebote, en 2007 con el título de constructores y el mundial de Kimi Räikkönen, un título de constructores que repetirían en 2008 y que no han vuelto a saborear desde entonces. Así pues, ese 15 de agosto de 2004 no sólo marca el fin de una era, sino también el inicio de una espiral de derrotas de los de Maranello que puede llegar a su fin esta temporada 2017 con el dominio de Sebastian Vettel y su SF70-H.